Quien fue a Sevilla –en este caso, a Madrid– perdió su silla. Eso debería pensar ayer el candidato a la Generalitat del PP de Catalunya, Xavier García Albiol, quien hábilmente aprovechó a última hora la ausencia de Ciudadanos en la concentración celebrada en la plaza Catalunya en motivo de la Hispanidad, y contra el proceso soberanista, para reivindicar la bandera del unionismo constitucionalista. Albert Rivera, líder de C's y candidato a la Moncloa, tenía trabajo en Madrid, donde debutó en el acto central del día de la Hispanidad, presidido por el rey Felipe VI. En sintonía con los designios de su máximo mandatario, su partido no estuvo en la concentración por la unidad de España celebrada en Barcelona. La cita reunió a unas 4.500 personas, según fuentes de la Guardia Urbana. Una cifra muy por debajo de la asistencia registrada en las convocatorias anteriores, con las cuales el PP y C's, bajo la cobertura de la entidad promotora, Sociedad Civil Catalana –réplica fracasada de l'ANC o Òmnium–, quisieron dar respuesta desde la calle a las gigantescas manifestaciones por la independencia.

Sorpresa en plaza Catalunya

El presidente de C's quiso cuidar su imagen de dirigente llamado a cortar el bacalao de la política española rodeándose de los poderes del Estado en el epicentro de la fiesta nacional española. En cambio, García Albiol quiso potenciar su proyección catalana y apareció por sorpresa en la plaza Catalunya. Lo acompañaban otros dirigentes del PP catalán como Alberto Fernández Díaz, habitual en anteriores convocatorias donde habían coincidido la plana mayor de los populares y los naranjas. Sociedad Civil Catalana, inmersa en una grave crisis a raíz de la dimisión de su presidente, Josep Ramon Bosch, se desentendió de la convocatoria. La llama la mantuvieron otras entidades como la vidalquadrista Convivencia Cívica Catalana, que preside Francisco Caja, Movimiento Cívico 12 de Octubre, Movimiento de España y Catalanes, Somatemps, Regeneración Democrática o Plataforma Hispanoamericana de Cataluña y el Foro Arbil. La mayoría de sus portavoces denunciaron lo que consideran un "golpe de estado civil" por parte de los soberanistas y pidieron la dimisión del presidente Artur Mas.

En Madrid es más fácil

En este contexto de significativas ausencias, Albiol, que alternó el castellano y el catalán en sus declaraciones a la prensa, no exentas de un cierto tono de victimismo españolista, cargó contra el líder naranja y su partido por su ausencia en el acto: “yo estoy donde tengo que estar, compartiendo esta fiesta con los catalanes que nos sentimos españoles, son otros los que se han marchado y están en Madrid, donde seguramente es más fácil hacer un homenaje a España que aquí en Catalunya". El gesto de Albiol denota que la batalla por el liderazgo del unionismo catalán continúa abierta. El primer round, el del 27S, se ha saldado a favor de C's, que obtuvo 25 diputados en el Parlament mientras que el PP todavía presidido por Alicia Sánchez-Camacho se hundió, al bajar de 19 a 11. La prórroga se jugará en las generales del 20D. Una cita que C's quiere disputar por el centro en su transformación acelerada en partido de mayorías que puede decidir la gobernabilidad de España ya sea pactando con el PP o con el PSOE.

La invisibilidad de los naranjas ayer en el acto contra la independencia de plaza Catalunya sintoniza con el segmento moderado del electorado españolista que no se siente parte de una “mayoría silenciosa” sino, como se ha evidenciado el 27S con el éxito de la candidatura de Inés Arrimadas, de la “revolución tranquila” que Rivera pide que se exprese más en las urnas que en la calle. Es la frontera –sutil– entre la normalidad y el testimonialismo que C's parece haber cruzado ante un PP sumido en una crisis de identidad.