"En España no se vota", gritaba en castellano uno de los policías nacionales que ha asaltado el colegio electoral de la Via Augusta, en la sede del Departament d'Ensenyament. Porras contra urnas, además de maltratar a personas y políticos elegidos democráticamente, como la consellera Clara Ponsatí, a quien los "grises" de ahora han robado el ordenador personal. La democracia española está corrompida no solo por el montón de corruptos que se cobijan debajo del paraguas del PP y el PSOE, sino porque su policía se comporta como una marea negra represiva con tics autoritarios. En Madrid podrán autoengañarse y proclamar que así han anulado el referéndum, pero las imágenes de la violencia policial contra la gran multitud que iba a votar pacíficamente ya han dado la vuelta al mundo. El exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo lo ha intuido, cuando en unas declaraciones televisivas ha asegurado que "después de este 1 de octubre, el independentismo empieza a ganarse a la opinión pública internacional". A los unionistas les costará recuperar el prestigio.

España no tiene remedio. Para conservar la sagrada unidad solo sabe hacerlo con violencia

España no tiene remedio. Para conservar la sagrada unidad solo sabe hacerlo con violencia. En el pasado con guerras, ahora con la policía que dice tener el aval del TSJC. Pero al final les sale la bestia de dentro y la Guardia Civil y la Policía Nacional han atacado a la población con la agresividad propia de las policías dictatoriales. Muchas personas han explicado a las redes y a los medios de comunicación las vejaciones de la policía contra los concentrados en los colegios. Insultaban a la gente y con una sonrisa cínica zurraban a todo el mundo. Han traspasado una línea roja que no tiene retorno. Han enviado al hospital a más de 800 ciudadanos. El 9-N no hubo ningún herido. El 1-O ha sido violento por la fuerza brutal del Estado. Incluso los socialistas han tenido que reconocer que el estado de sitio de hoy era inaceptable. ¡Después de vendimias, cuévanos! La robusta respuesta popular ha sido tan intensa como aquella que en 1936 paró el golpe de Estado en Catalunya. La diferencia es que los catalanes y catalanas hemos aprendido a defender la libertad sin recurrir a la violencia.

La jornada de hoy, que es probable que ganen los soberanistas por goleada, con una alta participación, marcará la política catalana de los próximos años. Los lazos democráticos entre antiguas fuerzas políticas antifranquistas se han roto porque el PSC ha decidido que en su legítima defensa de la unidad de España se ponían al lado del PP, herederos del franquismo más casposo. De hecho, Rajoy es presidente del Gobierno español gracias al PSOE. Además, el mundo intelectual y mediático socialista ha avalado el relato antirreferéndum del PP. Hoy, como decía a TV3 Milagros Pérez Oliva, próxima a los socialistas, el federalismo ha saltado por los aires. Cualquier acuerdo es desde ahora más caro que ayer. Los catalanes quieren el pan entero, aunque mientras tanto pierdan la deteriorada autonomía que cuelga del régimen de 1978. Pueden hacer daño a corto plazo, pero a la larga los beneficia.

La jornada de este 1-O ha enseñado al mundo que la revuelta catalana no es una broma

Y es que la jornada de este 1-O ha mostrado al mundo que la revuelta catalana no es una broma. La revuelta de las sonrisas es la revuelta de las clases medias, que han vencido el miedo que tenían sus padres alentados por sus hijos, crecidos en democracia. Los colegios electorales han sido protegidos pacíficamente por tres generaciones de catalanes y catalanas. España ha muerto en Catalunya, al menos para una parte tan amplia de la población que los unionistas tendrán trabajo en reorganizarse. El sector duro —PP y Ciutadans— ha arrastrado a los tibios —PSC y Catalunya en Comú— hacia una situación límite. Finalmente, Catalunya en Comú, con Podem Catalunya como punta de lanza, entendió que no podían quedar mezclados con el unionismo puro y duro. La imagen de Ada Colau haciendo cola bajo la lluvia para votar —en blanco, supongo— contrasta con el abstencionismo de PP, PSC y Cs. Esta mujer tiene más vista que Miquel Iceta, subordinado al PSOE más que nunca, y se comerá las migajas socialistas con salsa. Iceta es el peor dirigente que ha tenido el PSC desde su fundación.

La gestión del día siguiente de este 1-O no será fácil para nadie. El president Puigdemont señaló el camino anoche. La defensa popular de las urnas no habría aceptado medias tintas ni renuncias, vista la intensidad de la batalla. No creo que nadie las quiera. Y sin embargo, eso provocará que el Gobierno español caiga en la tentación de castigar a los políticos soberanistas. Es una política deliberada del PP, que pasa por ajustar las cuentas con los gobernantes catalanes y, sobre todo, con los Mossos d'Esquadra. Ya lo verán. Perseguirán al president Puigdemont y perseguirán al mayor Trapero. No les servirá de nada. La desconexión de la mayoría de ciudadanos de Catalunya no se ablandará por el ejercicio de la violencia. La presión popular ha puesto al descubierto la España de siempre, aquella a la que apoyan unos "otros catalanes" (y no precisamente inmigrados), tal como el franquismo también recibió el apoyo de ilustres catalanes. Son los que han quedado atrapados por los de la cabra y el "viva la muerte" de los casposos legionarios: "Tienen testículos en vez de sesos en la mollera", escribió Miguel de Unamuno.