El Salzburger Nachrichten, el segundo diario de Austria, me pidió hace unos días un artículo sobre los hechos más recientes en Catalunya. Están tan fuera de lugar que no pude sino ponerle por título "¿Todos a la cárcel?".

El president que lo fue es la acertada denominación de Mònica Terribas en Catalunya Ràdio. El entorno del president que lo fue me habla del "nerviosismo" a la hora de entrar en la boca del lobo, es decir, cruzar la frontera entre Dinamarca y Alemania, con un coche balizado y víctima del seguimiento físico de varios agentes del CNI, según ha publicado El Confidencial. Nos tendríamos que preguntar quién aconsejó mal a Puigdemont. Exactamente que habría podido ponerse voluntariamente a disposición de la justicia, por ejemplo en Suecia o Dinamarca, tal y como lo hizo en su día en Bélgica, y evitó así ser detenido bajo la condición de fugitivo. En la situación actual, esta condición actúa claramente en detrimento suyo ante el juez alemán, el cual y posiblemente por este hecho se ha visto obligado a mantenerlo bajo custodia. O bien habría podido ir a Bélgica por caminos más directos, o más veloces. Algún día nos lo explicarán.

Como quizás también tendrían que explicar finlandeses, suecos, daneses y alemanes, asumiendo que lo que se ha publicado sea cierto, si existían acuerdos e intercambio de información que permitieran que el servicio de inteligencia español actuara impunemente en sus territorios, y en caso contrario, si eso infringe o no las respectivas leyes nacionales.

Enric Vila ha escrito en estas mismas páginas sobre el hecho de que "los imprevistos son uno de los fenómenos más interesantes y peligrosos de la vida". El Gobierno alemán parece habérselo tomado más bien por la acepción de la peligrosidad, y por eso su portavoz, Steffen Seibert, se ha apresurado a decir que "tenemos la convicción y la experiencia diaria que España es un país donde el imperio de la ley existe", y aunque el caso "se tiene que resolver sobre la base del derecho español", anticipando una posible extradición de Puigdemont, tal y como lo publicó puntualmente El Nacional. También recogió las declaraciones en el diario Neue Osnabrücker Zeitung del influyente eurodiputado de la CDU Elmar Brok, hasta el 2017 presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento europeo, cuando remachó que "Puigdemont ha vulnerado inequívocamente el derecho español y ha infringido la Constitución".

Alemania es consciente del potencial termonuclear de la cuestión catalana, y es evidente que su clase política desea en buena parte encontrar una solución express y de ámbito discrecional, para poder decir a continuación que no se ha interferido en una decisión meramente judicial y basada en la normativa europea, sin ni siquiera valorar el fondo de la cuestión, y desviar rápidamente el foco mediático hacia otros temas. Eso defendía el conocido profesor en derecho penal Martin Heger, cuando avanzaba que la justicia de su país "no tiene por qué escrutar si la cuestión por la que el acusado tiene que ser procesado es delito o no en Alemania", y que eso "ya lo decidirá la justicia española". A continuación, añadía que "a la justicia alemana no le compete de decidir si el proceso previsto en España será justo o no". En el peor de los casos, Puigdemont" podría "siempre" acudir "después a los tribunales europeos".

Hay que tener en cuenta que el Gobierno federal alemán de la era post-Martin Schulz vive en una gran coalición donde la canciller Merkel ha quedado ciertamente debilitada, después de las agotadoras negociaciones con el SPD y del desgaste de muchos años en la primera línea política. Por este motivo se ha nombrado incluso a una potencial sucesora, Annegret Kramp-Karrenbauer, la nueva secretaria general de la CDU, que comparte con el nuevo ministro federal de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Heiko Maas, la procedencia. Y es que la francófona región del Sarre tiene en común con Catalunya la celebración de un referéndum para decidir su futuro. Fue el 23 de Octubre de 1955, y se acabó integrando en la nueva República Federal una región sobre la que Francia ejercía una gran influencia desde 1947.

No hay que olvidar que, en caso de que el president Puigdemont pidiera asilo político en Alemania, su carpeta pasaría por el Ministerio de Exteriores. El Ministerio de Justicia está también en manos socialdemócratas y el del Interior es liderado por el expresidente bávaro, Horst Seehofer, de la conservadora CSU. Todo ello implica que cualquier decisión en el ámbito político afectaría a la gran coalición de forma global.

Mientras tanto, la realidad sigue siendo tozuda, y el debate público ya ha empezado. La cadena de noticias internacional de las televisiones públicas alemanas, Deutsche Welle, se apresuraba a publicar precisamente en su canal en español las primeras declaraciones de ONGs especializadas, contrarias a una extradición de Puigdemont. También el mediático Jakob Augstein, co-propietario del semanario Der Spiegel, escribía un contundente artículo editorial que llevaba por título "¡Queremos asilo político para Puigdemont!", donde decía literalmente que "la detención de Puigdemont es una vergüenza. Para España. Para Europa. Para Alemania". El caso de Augstein es interesante. A finales del año 2017 tuvimos un amable intercambio de opiniones en Twitter, después de que publicara que "Catalunya ha sido uno de los peores descubrimientos del año", sobre todo debido a sus aspiraciones políticas. Pero Augstein ha evolucionado, y ahora afirma que "Alemania y Europa no pueden seguir callando sobre lo que ocurre en Catalunya", ya que en España "se está haciendo un mal uso del propio sistema de derechos". El editor y periodista acaba recordando los hechos en torno a la detención del president Companys por parte de la Gestapo en 1940, y lo dice como alemán.

También el periodista Thomas Urban, desde el Süddeutsche Zeitung de Munich, el segundo diario de Alemania, ha estado alertando recientemente sobre la situación en Catalunya en una importante serie de artículos. El último de los cuales denunciaba que "Alemania ya tiene a su primer prisionero político", y subrayaba que la detención de Puigdemont en Schleswig-Holstein "no fue muy inteligente", ya que "no es ningún terrorista, sino un político legitimado a través de elecciones libres".

Pero no todo el monte es orégano. El amarillo Bild Zeitung, el diario que lee todo el mundo, tildaba Puigdemont de "Revoluzzer" como si fuera el Che Guevara, y destacaba que "el Gobierno federal está detrás de las acciones del Gobierno español", en un artículo lleno de fotos de contenedores por tierra y fuego en las calles durante las protestas en Barcelona.

De momento Alemania está pensando en la Semana Santa y en los huevos de Pascua de chocolate que inundan las superficies comerciales. No se espera ninguna decisión relevante hasta la semana que viene.

Ciertamente, el asunto Puigdemont no pinta muy bien, pero queda del todo abierto y todavía todo puede ocurrir.

Posdata: La edición digital del Frankfurter Allgemeine Zeitung abría portada con las declaraciones de Erdogan desde Bulgaria: "Turquía es un estado de derecho". Hay cosas que solo hay que aclararlas cuando no son obvias. Es lo que ocurrió este invierno con España, a Davos.

Adam Casals, asesor internacional, exdelegado del Govern de Catalunya en Austria y en la Europa Central