Cuando todo el peso y la simbología de José Luis Ábalos entra en prisión, se abre una nueva dimensión procesal y política. Un secretario de Organización en la cárcel y otro entrando y saliendo de ella; esa dupla Ábalos-Cerdán abre una fractura mortal e irreparable en el hiperliderazgo de Pedro Sánchez. Veremos si acaba como Luis Bárcenas —papeles en mano— o Rodrigo Rato —amagando para nada. Hay muchas razones por las que pueden adelantarse unas elecciones. Más allá del detonante, de una convocatoria que los socios intuyen más en 2026 que en 2027, la herida mortal de Sánchez es su equipo. Santos Cerdán llevaba el Excel de los votos en las primarias de 2017 y Ábalos fue su cara más visible. Menos vicepresidente, después lo fue casi todo. Aun así, el Gobierno puede encontrar oxígeno en la estrategia de defensa errática y desenfocada de Ábalos y Koldo y en los errores propios de la oposición.
La entrada en prisión de Ábalos y su asesor Koldo García ha coincidido con el encendido de un ventilador averiado. Las acusaciones en entrevistas van teledirigidas a Sánchez y su familia. Pero hoy, y todavía, ninguna es creíble. La reunión en el caserío entre el presidente y Otegui para armar la moción de censura en 2018 va camino de convertirse en el chascarrillo de la semana pasada. Las acusaciones concertadas entre los dos presos contra Begoña Gómez, si no van acompañadas de pruebas y audios, ahondarán más en el descrédito de Ábalos y Koldo que en la mujer del presidente. El rescate de Air Europa con la intermediación de Gómez ha sido archivado en cuatro ocasiones, la última el pasado 13 de noviembre por la Audiencia Provincial de Madrid al no haber encontrado “el más mínimo indicio”. No es creíble que Javier Hidalgo, dueño de la compañía aérea, prometiera un millón de euros de comisión para Begoña Gómez con destino supuestamente al máster, es decir, a las arcas de la Universidad Complutense. La laSexta Xplica emitió este sábado el fragmento de la declaración de Ábalos en el Supremo en el que aseguró que todo lo llevaba él, sin intermediarios. Y justificó cómo en el rescate se pagó menos que en Alemania a Lufthansa o en cualquier otro país. O mintió en el Supremo, o miente ahora. Y sobre todo, un Koldo que grabó todo desde la génesis de Santos Cerdán, sin pruebas su crédito se irá resquebrajando como el de Víctor de Aldama.
Se equivoca el Gobierno si cree que Ábalos no puede hacerle daño
La defensa de Ábalos, a las puertas de Soto del Real, le ha quitado algo de humo a ese ventilador averiado. No está a favor de las entrevistas, ni forman parte de la batalla judicial. Por tanto, es previsible que lo dicho en medios no llegue a sus declaraciones en el Supremo. Aun así, se equivoca el Gobierno si cree que Ábalos no puede hacerle daño. La relación con Sánchez pasa por años de mensajes, conversaciones, trapos sucios. Y será palabra de Ábalos, no de cualquiera. Si algo de eso está en mensajes o audios —y los tendrá—, las permanentes sacudidas de este mes están garantizadas.
En este contexto, el PP eleva el tono en la calle contra “el uno” y pide elecciones. Una estrategia que va de suyo desde la oposición, pero mal tirada en fondo y forma. Alberto Núñez Feijóo se ha dejado arrastrar de nuevo por el lenguaje guerracivilista de Isabel Díaz Ayuso, hija de una mayoría absoluta de ADN Madrid, frentista contra todo adversario político. A su lado es imposible igualar la apuesta. También por VOX, que marca el paso y el tono al PP desde que rompió los gobiernos autonómicos. Por decisión propia o pura imitación, Feijóo asumió este domingo el “ETA prepara su asalto” al País Vasco y Catalunya. Y así voló los puentes que había tendido justo el día anterior. El líder del PP pasó de pedir ayuda a Foment para una moción de censura instrumental con Junts a cargar contra “esos que se llaman nacionalistas e independentistas” por “trágalas” del Gobierno. Feijóo nunca había ido tan lejos como para pedir cárcel para Pedro Sánchez, imitando a VOX, que lleva años colocando esa diana. Un lenguaje tan elevado en expectativas que cae en la frustración. No está en su mano convocar elecciones ni construye una alternativa atractiva a esa moción que no llega.
Se equivoca también en el mensaje. No se puede pedir un adelanto electoral por corrupción al lado de Aznar y Rajoy. Y no está “normalizada”, como dijo, la corrupción se paga. La moción de censura sacó al PP del Gobierno en 2018 y el Ábalos/Cerdán han abierto la herida por donde morirá Sánchez. Porque, aunque el golpe estuviera encapsulado en el trío tóxico Ábalos-Koldo-Cerdán, ambos secretarios de organización son su equipo fundacional, su núcleo duro elegido para ganar las primarias, en el Gobierno, y dirigir el partido. Cualquier réplica con Ábalos en prisión, va directa a la Moncloa. Sánchez no tiene cortafuegos.
