No es buena costumbre operar en días festivos porque la baja contratación sólo permite apreciar la lluvia que cae tras los cristales. El Ibex forcejeaba defendiendo la cuota de los 8.700 puntos mientras el Eurostoxx apenas lograba mantener los 3.000 puntos a la vista de los malos resultados de grandes compañías como Ericsson y Basf. Wall Street abrió a la baja.

Ha sido un día oscuro, del otoño cerrado, en que el alza del 1,6% en la zona euro de la producción industrial en el lejano agosto, que mostró un buen repunte del sector de maquinaria, no ha sido suficiente para contrarrestar el sentimiento de pesimismo dominante.

A ello contribuyó que la sueca Ericsson, la principal empresa del mundo en fabricación de redes móviles, sufriera una caída del beneficio operativo del 94% en el tercer trimestre, o que Basf, el grupo químico alemán, redujera sus ganancias en el mismo periodo un 22,5%.

Como complemento, Volkswagen podría recortar 2.500 empleos al año en los próximos diez años, según miembros del consejo laboral de la empresa. Y el grupo bancario LLoyds anunció la reducción de 1.200 empleos.  

A su vez, el petróleo Texas caía un 0,61% después de que la OPEP reconociera que habrá de buscar de nuevo a final de mes un acuerdo para reducir o congelar la producción de crudo. Lo efímero domina este sector.  

Por su parte, Wall Street ha abierto con un recorte del 0,16% a la espera de las actas de la última reunión de la Reserva Federal. Su vicepresidente, Stalney Fischer, ya ha dicho que aplazaron la subida a diciembre, algo a lo que el mercado da un 75% de posibilidades. El euro ha bajado por esa razón hasta 1,1013 dólares. Pero los inversores del oro son más escépticos y han apreciado al metal amarillo un 0,24%, situándolo en  1.256,50 dólares.

En el Ibex han subido Sacyr, Sabadell, Santander, Repsol, Mapfre y ACS. Unos héroes en un día como hoy.