Cuando en 2008 rebauticé la antigua Fundació Ramon Trias Fargas con el nombre de Fundació Catalanista i Demòcrata, más conocida por CatDem, hubo algunos dirigentes históricos de CDC que se quejaron con una gran displicencia. ¿Quién se piensa que es este tipo, que ni siquiera es militante, para proponer un cambio como éste? Hubo quien se enfadó mucho aunque con el tiempo lo comprendió.

La verdad es que promoví ese cambio de nombre no porque tuviera nada en contra del señor Trias Fargas, sino porque creí —y así se lo expliqué a Artur Mas y a Quico Homs— que si dicha Fundació debía pilotar lo que entonces se llamó Casa Gran del Catalanisme, un nombre que a mí no me gustó jamás, era necesario que la Fundació adoptara un nombre que reflejara lo que se quería conseguir: llegar al máximo de voluntades entre aquella gente que, decepcionados por la experiencia del tripartito y por la falta de coraje de los socialistas, estaban por una nueva formulación de lo que tenia que ser el catalanismo de acuerdo con una visión liberaldemócrata, socialdemócrata o democratacristiana. No resulta demasiado complejo justificar la elección del adjetivo "demócrata" para dar nombre a la Fundació CatDem. Todas las corrientes ideológicas a las que interpelaba lo llevan para identificarse.

También es inútil justificar la reivindicación del catalanismo, ¿verdad? Ahora, en cambio, si el partido sucesor de CDC hubiese adoptado el nombre de Partit Catalanista i Demòcrata, que hubiese sido también una buena elección, se habría visto obligado a justificarse del derecho y del revés, porque el catalanismo está hoy superado por el soberanismo independentista y podría parecer que el nuevo partido quisiera dar un paso atrás. Por tanto, a pesar de las protestas de Demòcrates de Catalunya, que adoptaron un nombre para su nuevo partido que sus antiguos compañeros de Unió Democràtica o de Convergència Democràtica habrían podido considerar que era una usurpación de un patrimonio común, el nacimiento del Partit Demòcrata Català, que no se si se abreviará como DemCat, lo que tendría gracia, nace con el mismo espíritu.

Este nuevo PDC, si quiere ser nuevo, será necesario que revise algunas votaciones de CDC en el Parlament. Por ejemplo, mantener el concierto a los colegios que segregan por sexo

Supongo que la prensa acabará designando a este nuevo PDC como el partido de los centristas de Catalunya, ideológicamente plurales pero aliados gracias a la defensa común del ideal democrático propio de las sociedades liberales, socialmente avanzadas y que reivindican el humanismo que cultiva el espíritu de las personas. La solidez de la democracia depende de la fuerza de la libertad. Considerarse centrista en un mundo dominado por los extremos, de izquierda y de derecha, es, sencillamente, una manera de ser progresista. Es una manera de actuar, de creer que la radicalidad no es sinónimo de extremismo o bien de creer que la defensa de los derechos individuales no es incompatible, sino que es consustancial, con una defensa cerrada del Estado del bienestar. Dicho de otro modo, este nuevo PDC, si quiere ser realmente nuevo, será necesario que revise alguna de las últimas votaciones de CDC en el Parlament de Catalunya. Por ejemplo, el voto a favor de mantener el concierto a los colegios que segregan por sexo.

El nuevo PDC no debe parecerse en nada a CDC. Y la primera lección que los asociados dieron a los organizadores del congreso fundacional del PDC fue cargarse los dos nombres elegidos con nocturnidad y alevosía por la antigua dirección de CDC. Les dieron la mejor lección que ningún militante a dado a sus dirigentes en los últimos años. La gente respeta a los líderes, tal vez les sigue como quien templa el acero, pero no está dispuesta a ser sólo comparsa de su voluntad. En la era de Internet, cuando todo el mundo puede decir lo que quiera desde donde quiera aunque no se lo pregunten, poner en manos de un diseñador el nombre de un partido es, decididamente, de gente poco lista.

Los centristas del PDC deben enterrar a los tácticos de CDC. Este no es tiempo para las ambigüedades. Por eso los asociados de este nuevo partido han querido dejar claro que aspiran a la independencia de Catalunya y que cuando ésta se alcance, será necesario constituir una República catalana socialmente justa, equilibrada, abierta y pluralista. Nada de soberanismo y de eufemismos por el estilo, propios de sólo hace cuatro años, cuando, balbuceando, CDC comenzó a virar el barco hacia posiciones independentistas. Todos los pasos dados hasta el día de hoy sólo podían verter en la constitución de un partido que dejara claro que no hay marcha atrás. Se pueden discutir los ritmos, de hecho eso es lo que les distancia, por ejemplo, de ERC, partido con el que está aliado en el Govern. Discrepan en los ritmos pero también en la manera como unos y otros conciben la administración, la planificación económica y el control sobre los individuos. Con la CUP, la distancia es sideral.

El PDC será un partido centrista en tanto que se parezca al holandés D66, donde la D significa Demócratas y el 66 año en que fue fundado por un grupo de no alineados políticamente, y jóvenes intelectuales, encabezados por el periodista Hans van Mierlo. El D66 está integrado en la Internacional Liberal, donde convive con el conservador Partido Popular por la Libertad y la Democracia holandés, del actual primer ministro Mark Rutte. El liberalismo tiene muchas caras. En Catalunya, C’s también pertenece a la Internacional Liberal y es la versión conservadora de este liberalismo, empezando porque, como constatamos un día tras otro, desprecia la democracia que acompaña al derecho a decidir.

Tienen unos cuantos días para que no se vuelva a repetir la revuelta de los asociados que dejó a los dirigentes de CDC con el culo al aire

El fin de semana del día 23 de julio, que coincidirá con la famosa confesión con la que arrancó la deconstrucción del "mito" Pujol, el PDC pondrá nombre a los dirigentes que deberán estar al frente del partido. Tienen unos cuantos días para que no se vuelva a repetir la revuelta de los asociados que dejó a los dirigentes de CDC con el culo al aire. Quien se proponga maniobrar a la vieja usanza saldrá escaldado. Este partido necesita savia nueva, gente que no se identifique con los corruptos estilo Oriol Pujol, y que tenga claro hacia dónde hay que ir. Creo que el nuevo PDC necesita unas grandes dosis de feminidad. El exceso de testosterona podría intoxicarles como ya ocurrió con muchos dirigentes de CDC.