Croacia es la gran sorpresa de este Mundial de Rusia. La selección de Zlatko Dalic ha necesitado tres prórrogas para plantarse en la final contra Francia. Una lección de supervivencia que enorgullece a sus poco más de cuatro millones de habitantes, incluyendo a su presidenta, Kolinda Grabar-Kilatrovic.

Los éxitos de la selección han puesto el foco en las nobles prácticas de Grabar-Kilatrovic, que intenta no perderse ningún partido. La líder del partido Unión Democrática Croata presenció toda la fase de grupos desde la grada, como una aficionada más, y vestida con la característica camiseta rojiblanca.

Después de los octavos de final, el presidente de la FIFA a Gianni Infantino la invitó al palco. Una invitación que la presidenta croata aceptó con la misma camiseta que había lucido durante los primeros días de Mundial.

La cumbre de la OTAN le impidió ver en directo las semifinales entre Inglaterra y Croacia, pero eso no diluyó la fuerza de sus gestos. Grabar-Kilatrovic ha utilizado el Mundial para dar ejemplo pagando de su bolsillo los billetes de avión -en clase turista- y descontando de su sueldo los días que pasa en Rusia.

Ivan Rakitic y Luka Modric, estrellas de la selección croata, saben que este domingo contarán con el apoyo incondicional de su presidenta en el partido de fútbol más importante de la historia del país balcánico.