Tan solo hace falta acercarse a cualquier concesionario hoy en día para darse cuenta de la evolución que han tenido los coches en los últimos años, especialmente en todo lo que se refiere a la tecnología, a las ayudas a la conducción, a la seguridad tanto activa como pasiva así como a la colectividad.

Por otro lado, cabe destacar también que, en la medida de lo posible, todas y cada una de las marcas ofrecen cada vez mayores soluciones para intentar los robos, aunque cabe tener en cuenta que es una de las asignaturas pendientes en este sentido, sobre todo teniendo en cuenta que, igual que las marcas han ido evolucionando en cuanto a su tecnología, también lo han hecho los ladrones en cuanto a las formas que tienen a la hora de robar coches.

Sin embargo, como bien saben por desgracia muchos de los que han visto como los amigos de lo ajeno se han quedado con su coche, también hay algún tipo de estrategia que no requiere precisamente de alta tecnología, sino del peculiar ingenio por parte de los ladrones.

El truco de la botella para robar coches

Uno de ellos es un truco muy similar al de la famosa lata, pero en este caso el funcionamiento es a través de una botella de plástico. En este caso los ladrones, tras haber analizado la situación y ver que la víctima es propensa para este tipo de robos, aprovechar un momento en el que el coche está en marcha pero está parado, por ejemplo en un semáforo en el que no haya nadie más, para introducir una botella de plástico entre la rueda y el paso de rueda, de tal manera que, al reemprender la marcha, el conductor notaba un ruido extraño y, como suele ser habitual en estos casos, se para comprobar qué es.

Es entonces cuando los ladrones aprovechan para, sobre todo si ven que el conductor ha bajado rápidamente del coche dejando la puerta abierta y con el motor encendido, subir e irse corriendo con el modelo en cuestión.

Una estrategia muy similar a la del truco de la lata y que no requiere ningún tipo de violencia por parte de los ladrones y que, además, si ven que por lo que sea la situación no acaba siendo favorable para sus intereses, desaparecen del sitio sin dejar ningún tipo de pista sin que el conductor pueda llegar a sospechar.