Suzuki ha decidido recuperar uno de los elementos que durante años fue parte esencial de su identidad en el segmento SUV: la transmisión automática con convertidor de par. Con el regreso de esta configuración al Vitara y al S‑Cross, la marca no solo apela a la nostalgia de los años noventa, sino que actualiza una solución mecánica que mejora de forma clara la comodidad y la versatilidad de dos modelos ya consolidados en su gama.

El Vitara, referente de Suzuki desde su aparición como todoterreno ligero, supo reinventarse como SUV urbano sin perder del todo su enfoque polivalente. Por su parte, el S‑Cross ha crecido hasta posicionarse como una alternativa sólida para quienes buscan amplitud y eficiencia. Ambos modelos compartían hasta ahora una transmisión manual en las versiones equipadas con motorización ligera de 48 V, pero la incorporación del nuevo cambio automático de seis relaciones eleva notablemente su atractivo en el panorama actual.

 

Este cambio automático, fabricado por Aisin y de tipo hidráulico con convertidor de par, se asocia al motor gasolina BoosterJet de 1.4 litros. Este bloque, con tecnología microhíbrida de 48 V, ofrece una potencia de 129 CV y un par máximo de 235 Nm. El conjunto consigue un equilibrio interesante entre rendimiento, consumo y emisiones, y ahora gana en confort gracias a la suavidad y precisión del nuevo sistema de transmisión. El hecho de que esta caja automática sea compatible con la microhibridación permite mantener la etiqueta ECO y las ventajas que ello implica.

Mayor versatilidad y nuevas posibilidades de uso

Lo destacable en este caso es que la nueva transmisión no llega sola. La marca ha confirmado que los modos de conducción disponibles se adaptan a distintos escenarios: “Automático” para el uso diario, “Sport” para una respuesta más ágil, “Snow” para situaciones de baja adherencia y un modo “Lock” específico para terrenos complicados. Estos modos complementan la tracción AllGrip, disponible opcionalmente, que sigue siendo una de las señas de identidad del Vitara y aporta un plus en el S‑Cross.

 

Por otro lado, el habitáculo mantiene sus cotas generosas y su planteamiento práctico, con buena visibilidad, instrumentación clara y una ergonomía enfocada al uso real. La incorporación del cambio automático también mejora la experiencia en ciudad y en trayectos largos, donde la reducción de esfuerzo en la conducción resulta especialmente valorada. La gama mantiene, además, las versiones de tracción delantera para quienes priorizan la eficiencia en carretera.

Con precios ya anunciados en algunos mercados europeos, la llegada de estas nuevas versiones automáticas anticipa una actualización relevante de la oferta de Suzuki. El Vitara y el S‑Cross ganan así un argumento adicional frente a la competencia directa, en un segmento donde cada mejora cuenta.

En definitiva, más allá de la historia que arrastra el Vitara como símbolo de una generación, y de la evolución lógica del S‑Cross como SUV familiar, la vuelta del cambio automático supone una revalorización tangible de ambos modelos. Una evolución que responde a las exigencias actuales sin renunciar al carácter original que definió a Suzuki en sus mejores años.