Netflix estrena tantos thrillers cada mes que acabas confundiendo los títulos y, a veces, te parece que los personajes son incluso intercambiables. Pero es justo admitir que, de vez en cuando, acierta y consigue devolverte esa vieja y muy satisfactoria sensación de haber invertido tu tiempo en una buena miniserie de verano. Indomable es un buen ejemplo. Si nos pusiéramos exigentes, ya encontramos por dónde enmendarla: algunos trucos narrativos dejan costuras a la vista (la principal, esa ocultación de información clave que milagrosamente no se revela hasta el último capítulo), hay un uso discutible de las elipsis y los sobreentendidos (hay uno en concreto hacia el final que es mejor no desvelar, pero resulta desconcertante) y, por momentos, se vuelve un poco previsible (al fin y al cabo, por eliminación, los personajes sospechosos de algo lo llevan escrito en la frente). Pero también hay que decir que está bien rodada, plantea un buen misterio y sabe construir personajes interesantes, que ya es más de lo que se puede decir de la mayoría de series de la plataforma. Y lo más importante: te da lo que le pides, seis episodios de 45 minutos que nunca bajan el ritmo y que sacan el máximo partido de sus espectaculares paisajes.
Un trauma típico, pero bien planteado
Como toda buena muestra del género, el momento del crimen resulta inesperado e impactante. La trama comienza con unos escaladores en plena ascensión en el Parque Nacional de Yosemite que, de repente, ven cómo un cuerpo cae desde las alturas y se enreda en sus cuerdas. Ellos sobreviven al susto, pero la chica que les ha caído encima ya estaba muerta y presenta indicios de haber sido asesinada. El agente federal encargado del caso, Kyle Turner, no lo tendrá fácil. Además de la dificultad para identificar a la víctima, tendrá que aprender a trabajar con su nueva compañera, una guardabosques procedente de Los Ángeles, y gestionar sus propios traumas, ya que años atrás perdió a su hijo.
La intriga funciona bien porque sabe dosificar los giros y juega hábilmente con sus tramas secundarias, pero lo mejor de Indomable es su inesperada exploración del duelo y sus consecuencias
La intriga funciona bien porque sabe dosificar los giros y juega hábilmente con sus tramas secundarias, pero lo mejor de Indomable es su inesperada exploración del duelo y sus consecuencias. Si bien en otras series el pasado de los protagonistas puede acabar entorpeciendo el buen curso de la trama principal, aquí la pérdida de un hijo se convierte en un contrapunto muy sólido que añade un aire entre fatalista y perturbador a sus atmósferas. Ayuda mucho contar con dos actores espléndidos al frente, Eric Bana y Rosemarie Dewitt, pero también que los guionistas saben plantear el conflicto con sutilezas (las cajas por abrir en casa del policía, los espacios de la montaña que evocan la desaparición del hijo, la intuición constante de una verdad que nadie se atreve a verbalizar) y escribiendo diálogos muy creíbles, sobre todo en las escenas más dramáticas. Cuando una serie consigue que no mires el reloj y que se te encoja el corazón, aunque sea un poco, significa que realmente vale la pena.