No es ningún secreto que los fabricantes chinos han entrado con fuerza en el mercado europeo, especialmente en el segmento de los coches urbanos. Sin embargo, Citroën ha decidido responder con una jugada que podría ponerles las cosas difíciles: ofrecer su nuevo C3 a un precio que hace tambalear más de una decisión de compra. En este sentido, la versión de acceso del C3, equipada con motor de gasolina y cambio manual, se convierte en una alternativa muy tentadora para quienes buscan funcionalidad sin disparar el presupuesto.

 

Lo destacable en este caso es que hablamos de un modelo con motor tricilíndrico de 100 CV, cambio manual y un precio de partida que ronda los 15.700 euros. Una cifra muy ajustada para un coche desarrollado en Europa, fabricado con criterios de calidad adaptados al mercado local y con un equipamiento que cumple con lo esencial: iluminación LED, infoentretenimiento actualizado y una imagen que ha evolucionado hacia un diseño más robusto y moderno.

Simplicidad bien ejecutada y ventajas claras frente a los nuevos rivales

Cabe destacar que, a diferencia de muchos modelos asiáticos que aún están construyendo su red y su reputación en el continente, Citroën cuenta con una trayectoria sólida y un servicio postventa ya asentado. Eso se traduce en una mayor tranquilidad para el cliente a medio y largo plazo, especialmente cuando hablamos de mantenimiento, piezas y valor de reventa.

 

Además, el nuevo C3 no solo compite en precio, sino que amplía su gama con variantes híbridas y eléctricas, lo que refuerza su posicionamiento en un mercado cada vez más centrado en la eficiencia. La versión térmica básica, sin embargo, sigue siendo una opción muy lógica para quienes priorizan un coche sencillo, económico de mantener y apto para el día a día.

En definitiva, Citroën ha sabido encontrar el equilibrio entre coste, equipamiento y confianza de marca. Este C3 puede no ser el más espectacular del mercado, pero ofrece exactamente lo que muchos buscan: un coche honesto, bien resuelto y a un precio que, sin duda, obliga a replantearse si merece la pena mirar fuera.