Mazda prepara el relevo generacional del CX-5, uno de los pilares de su gama global, y lo hace con una apuesta decidida por la electrificación y el rediseño estético. Una filtración ha permitido conocer de forma anticipada el aspecto definitivo del nuevo modelo, cuya presentación oficial está programada para finales de 2025, con llegada al mercado prevista durante la primera mitad de 2026.
El nuevo CX-5 mantiene la esencia del diseño KODO, pero introduce una reinterpretación más moderna y afilada. El frontal destaca por una parrilla de mayor tamaño, escoltada por ópticas más delgadas en forma de boomerang que se integran con fluidez en los pasos de rueda. Las proporciones generales se conservan, con una cintura elevada y voladizos cortos que refuerzan su carácter SUV, mientras que las defensas marcadas y las barras de techo refuerzan su funcionalidad. Aunque las dimensiones exteriores se mantienen similares, se anticipa un ligero incremento de la distancia entre ejes para mejorar el espacio interior.
En el habitáculo se prevé una evolución notable en términos de calidad percibida y tecnología. El salpicadero contará con un nuevo diseño, dominado por una pantalla central flotante de generoso tamaño y un volante multifunción de tres radios. La marca apunta a ofrecer un entorno más sofisticado, con mejor aislamiento acústico y materiales revisados, siguiendo la senda de sus modelos más recientes.
Electrificación total y plataforma renovada
Lo destacable en este caso es que el CX-5 de tercera generación dará el salto completo a la electrificación. Todas sus versiones estarán equipadas con sistemas de hibridación ligera (MHEV), lo que supone un cambio estructural respecto a la actual oferta térmica. Además, Mazda introducirá por primera vez en este modelo un sistema híbrido autorrecargable (HEV) de desarrollo propio, con el que competirá directamente con modelos como el Renault Austral o el Toyota Corolla Cross.
Esta ofensiva híbrida estará respaldada por la llegada de una nueva familia de propulsores SkyActiv-Z, con motores de gasolina más eficientes y optimizados para una integración avanzada con los sistemas eléctricos. Por otro lado, llama especialmente la atención que Mazda no descarta una versión híbrida enchufable (PHEV) más adelante, aunque no estará disponible en el momento del lanzamiento comercial.
La plataforma del CX-5 también se actualizará en esta tercera generación, con el objetivo de mejorar el rendimiento dinámico, la seguridad estructural y la eficiencia global del conjunto. Si bien la arquitectura mantendrá el enfoque modular que caracteriza a la gama Mazda, se espera un refinamiento en términos de rigidez y comportamiento, en línea con las exigencias del segmento.
No es ningún secreto que el CX-5 representa una pieza clave para la marca japonesa, y esta nueva generación refleja su intención de consolidar su posición en un mercado cada vez más orientado hacia la eficiencia energética y el avance tecnológico. El rediseño profundo y la electrificación completa suponen un paso relevante en esa dirección.