En estas fechas son habituales los desplazamientos en coche. Unos se van de vacaciones y otros vuelven. Y entre tanto, las visitas al mecánico se multiplican. Revisiones, reparaciones de última hora, sustitución de algunos elementos… En ese mundo se mueve Kike Ferrer, un mecánico que se ha hecho viral en TikTok por decir lo que pocos se atreven: la rentabilidad de un taller no es tan alta como parece.

Su frase más contundente es que "ll dueño de un taller puede quedarse con un 20% de lo que factura”. No más. Y no siempre. Ese porcentaje es el resultado de restar todo lo demás: salarios, alquiler, recambios y un sinfín de gastos fijos. Si se logra, insiste Ferrer, es un “éxito total”.

Pequeño taller mecánico. Unsplash
Pequeño taller mecánico. Unsplash

Un taller puede ser muy poco rentable si no hay una buena organización

Muchos creen que un taller es una máquina de hacer dinero. Basta con ver los coches esperando fuera para pensarlo. Pero la realidad es otra. Un negocio de este tipo puede llegar a facturar un millón de euros al año y, aun así, no ser tan rentable. El truco no está en cuánto entra en caja, sino en cuánto queda limpio al final.

Ferrer recuerda que hubo un tiempo mejor. Antes del COVID, los talleres vivieron una época dorada. “Se ganaba muchísimo dinero”, afirma. La pandemia lo cambió todo. Subieron los costes, bajó el consumo y la gestión se volvió más complicada.

El porcentaje de beneficio depende de múltiples factores. No es igual un taller pequeño que uno especializado en averías complejas. Tampoco es lo mismo tener muchos clientes de paso que contratos estables con flotas de empresas. El control de los gastos fijos marca la diferencia. Y ahí está el gran reto.

@adriang.martin Antes se Gana Mucho Dinero (Entrevista En Mi Canal De Youtube) Link en La Descripción #taller #mecanico #coche #motor #emprendimiento #empresas #business #dinero #entrepreneur #businessowner #emprendedor #mecanica #mecanico ♬ sonido original - adriang.martin

Muchas veces, la rentabilidad se queda en un 10% o menos

No todos los propietarios alcanzan esa rentabilidad del 20%. Algunos se quedan en un 10%. Otros, incluso menos. La eficiencia se convierte en la clave. Saber organizar el personal, elegir bien a los proveedores, controlar el stock y ajustar cada gasto. Cada detalle cuenta.

El testimonio de Ferrer resulta útil para quienes sueñan con abrir su propio taller. La ilusión está bien, pero conviene ajustar las expectativas. Porque no se trata de facturar mucho, sino de administrar bien. Y la mecánica, como cualquier negocio, castiga los errores de gestión.

Otro punto que subraya el mecánico es la visión externa. Para el cliente, pagar una reparación parece caro. Pero detrás de esa factura hay sueldos, herramientas, formación constante y un local que no se mantiene solo. Lo que llega a la bolsa del dueño es mucho menor de lo que se imagina. A todo ello hay que sumar una tendencia cada vez más presente: los fabricantes se aseguran que sus clientes usen sus talleres. Lo hacen ofreciendo garantías extendidas bajo la condición de pasar revisiones en talleres oficiales de la marca, así como dificultando el diagnóstico y reparación de algunos elementos en el momento de fabricar el coche. Dificultan el acceso a muchas piezas, obligando a los conductores a acudir a sus centros.