Al contrario de lo que era habitual con los precios de la gasolina y del diésel, en los últimos meses hemos visto cómo semana tras semana el precio de la gasolina y del diésel ha ido aumentando de forma constante. Así, como bien saben todos aquellos conductores que acuden de forma regular a las gasolineras, el precio actual tanto de la gasolina como del diésel es ahora más alto respecto al precio que tenían estos combustibles a principios de verano.

Y eso es algo que no es que sea precisamente habitual. De hecho, lo normal era que, tras la habitual subida de precios al principio del verano, una vez el periodo vacacional hubiese acabado los precios bajarán de nuevo.

Pero no lo han hecho en un 2023 en el que, por mucho que no se hayan alcanzado aún los máximos que se alcanzaron en el pasado 2022, con la gasolina y el diésel superando la barrera de los dos euros, el precio está subiendo sin parar.

La posible fecha del freno a los altos precios de los combustibles

En este sentido, y a diferencia de lo que ocurre con otros productos, es muy complicado hacer predicciones acerca de cuándo y cuánto bajarán los precios de la gasolina y del diésel.

Entre otras cosas porque en el precio final de este producto están interviniendo diferentes factores, entre ellos el conflicto entre Ucrania y Rusia, la sanciones a Rusia, la menor producción de la mayoría de países de la OPEP así como el aumento del precio del barril del petróleo.

Sin embargo, son varios los expertos que apuntan que, por mucho que en 2024 vaya a ser un año quizás más complicado en este sentido, entre otras cosas porque la demanda de China va a ser aún mayor y con una oferta menor como la que hay ahora el precio va a subir aún más, a finales de este 2023 sí que podríamos vivir un pequeño descanso en este sentido, con precios a la baja tanto de la gasolina como del diésel.

Cabe tener en cuenta, eso sí, que algunas de las voces que siguen apuntando en esta dirección son las que hace apenas unos meses apuntaban también que tras el verano los precios iban a bajar, algo que no ha ocurrido, por lo que evidentemente todas estas predicciones deben cogerse con pinzas.