Tras un avance ayer de las bolsas escasamente justificado, hoy tocaba corrección y así ha sido. El retroceso ha resultado leve y soportable, pero nadie puede asegurar que no se va a extender.

El Ibex ha empeorado sin exceso su arranque neutro matutino sin prestar atención a que antes de una semana Rajoy responderá a las condiciones de Rivera para formar gobierno. El mercado quiere cotizar cosas concretas y no tantas idas y vueltas políticas como se dan.

Concretamente, el mercado está ahora perdido en el mar, y en ausencia de las referencias que le sirven para evolucionar se ha atenido al descenso del precio del petróleo Brent hasta 44,68 dólares después de que los inventarios de crudo americano crecieran en 1,05 millones de barriles.

En este claroscuro, el oro ha subido un 0,49% y el bund (bono alemán a diez años)  ha ofrecido en la última sesión, celebrada esta mañana, rentar un -0,09%. En términos clásicos, eso significaría que dentro de una década un euro valdrá menos que hoy, por lo que asegurarse y comprar dinero al precio actual (con pérdidas restringidas) merece la pena. Pero la acción de los bancos centrales deshacen todas las pistas. Ése es el juego.

En el Ibex, la banca ha aguantado el tirón bajista y en el Eurostoxx los menores resultados de la eléctrica alemana E.ON y el descenso a los abismos la danesa Novoyzymes ha provocado su cierre lastimoso en rojo.

En las playas, la nitidez del Cielo es infinitamente mayor que la que domina en los mercados. Son cosas de agosto y dejémoslo ahí.