Siguen saliendo los premios de la Lotería de Navidad 2023, y los niños de San Ildefonso siguen cantando números premiados. 

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A pesar de sus más de dos siglos de existencia, algunos misterios persisten en las sombras del protocolo. Entre los secretos mejor guardados se encuentran las piezas fundamentales que dan vida al sorteo: las tablas y los alambres.

Las tablas, discretas, pero esenciales, son el epicentro donde convergen la suerte y la tradición. Estos tableros son el lugar de reposo para las bolas que emergen de los bombos, cada una marcada con un número. Cuando los niños de San Ildefonso, con sus voces llenas de emoción, cantan el número impreso en la bola, esta encuentra su lugar en la tabla. Pero, ¿cómo sucede esto?

¿Cuántas mesas hay en la Lotería de Navidad?

Cada Sorteo de Navidad utiliza un impresionante total de 100.000 bolas en el primer bombo, cada una correspondiente a los números de los décimos emitidos. En total, se utilizan 10 tablas. Cada mesa, ingeniosamente diseñada, cuenta con 10 alambres, y cada alambre se divide en dos secciones. La aritmética revela que en un solo alambre se pueden acomodar 20 bolas, lo que significa que cada mesa aloja 400 bolas: 200 numeradas y otras 200 correspondientes a los premios. Por tanto, la capacidad máxima de todas las tablas se sitúa en 4.000 bolas.

El proceso es una danza cuidadosamente orquestada. Dos niños de San Ildefonso toman las dos bolas cruciales, una del bombo de los números y otra del bombo de los premios. Entonan los números con gracia, presentando las bolas en la mesa de la presidencia para verificarlas. Una vez confirmadas, las bolas suben hábilmente en los alambres de las tablas, creando un espectáculo visual de números danzantes.

La simetría de este ritual, aparentemente simple, esconde la complejidad de una tradición arraigada. Las tablas y los alambres no solo son elementos mecánicos en este sorteo, sino testimonios silenciosos de la emoción y la esperanza que cada número comporta. Mientras el sorteo avanza, las tablas se llenan de bolas, creando un mosaico numérico que refleja la diversidad de sueños y aspiraciones de aquellos que participan en la Lotería de Navidad.