Entre 2014 y 2024, la Unión Europea destinó más de 11.000 millones de euros a luchar contra el hambre en los países del África subsahariana (al conjunto del continente, según datos de la ONU, el hambre afectaba en 2024 a 307 millones de personas), una medida que su Tribunal de Cuentas ahora ha cuestionado, ya que pone en duda la efectividad de esta ayuda, al no llegar directamente a las personas que más lo necesitan. Así se desprende de un informe de este tribunal, recogido por la ACN, donde se critica la falta de adaptación de los proyectos a las realidades locales y la falta de seguimiento de los resultados. Para el Tribunal de Cuentas estas donaciones son una especie de parche que no va al fondo del problema, ya que los programas de ayuda europeos continúan sin abordar las causas estructurales de la inseguridad alimentaria en los países subsaharianos. Por todo ello, ponen en duda que sean unas medidas eficaces.
El informe constata que en 2024 unos 295 millones de personas en 53 países sufrieron altos niveles de inseguridad alimentaria, una cifra que aumenta respecto a 2023, ya que son 13,7 millones más en doce meses. La malnutrición entre mujeres y niños también ha empeorado, afectando a más de 37,7 millones de niños menores de cinco años. La situación en la mayoría de los países subsaharianos no ha mejorado significativamente, con inseguridad alimentaria persistente y otros problemas relacionados, afirman los auditores. A pesar de los esfuerzos para reducir la malnutrición se identifican factores externos como el cambio climático, los conflictos y la inestabilidad económica que se convierten en obstáculos para estas mejoras.
Falta de control
La auditoría del Tribunal de Cuentas Europeo lamenta que las acciones de la UE no siempre se han dirigido de manera coherente a las regiones o comunidades más necesitadas y que los proyectos no siempre se han adaptado a las realidades locales. El ejemplo más evidente es Etiopía. Según la ONU, en este país más de diez millones de personas sufren inseguridad alimentaria aguda y una grave escasez de fondos y suministros. Aun así, las medidas de la UE se pusieron en marcha en zonas que no sufrían esta situación límite, en lugar de dirigir los esfuerzos hacia zonas que requerían acciones urgentes. En este sentido, la falta de atención a los resultados y a la sostenibilidad ha limitado el impacto de la ayuda. “La ayuda de la UE para África Subsahariana debería centrarse más claramente en las regiones más afectadas y tener más en cuenta las condiciones locales”, resuelve la responsable de la auditoría.
Imagen principal: Mercado en N'Djamena, capital de Chad / Foto: ACN