Turquía nunca ha sido un país ejemplar en libertades y actitudes democráticas, pero desde el intento fracasado de golpe de Estado del verano, las prohibiciones y las represalias por parte del gobierno conservador están al orden del día. Recep Tayyip Erdogan, reforzado después del referéndum de hace dos semanas, sigue restringiendo los derechos de los ciudadanos de Turquía a marchas forzadas. La última medida, por inverosímil que pueda parecer, prohíbe emitir los programas de citas televisivos.

Este tipo de programas son muy populares en el país y, para prohibirlos, el ejecutivo de Erdogan se ha amparado en el estado de emergencia impuesto después del intento de asaltar el poder por parte de un grupo de soldados el julio pasado. El Gobierno ha publicado un decreto en el diario oficial en el que argumenta que este tipo de programas "en que se encuentran hombres y mujeres que buscan pareja y estimulan las citas o la amistad" no se pueden autorizar porque atentan contra "la nobleza y la santidad de la familia".

Fin de semana de represalias

Esta censura, sin embargo, no ha sido la única acción de Erdogan este fin de semana. Ayer, el Gobierno bloqueó todos los accesos a las páginas de Wikipedia. Y este mismo sábado, fueron despedidos casi 4.000 funcionarios, acusados de estar relacionados con el predicador Fethullah Güllen, sospechoso de estar detrás del golpe de Estado.