El expresidente de los Estados Unidos Donald Trump se llevó a su casa de Mar-a-Lago (Florida) documentos sobre la seguridad nacional del país altamente clasificados y que podían llegar a comprometer "fuentes humanas clandestinas" que se habían utilizado para hacer toda esta recaudación de información secreta. Es uno de los motivos por los cuales el Departamento de Justicia del país norteamericano ha justificado que el FBI entrara -también por órdenes de la Fiscalía General de los Estados Unidos- hace unas semanas a la casa de Trump para registrar la mansión y requisarle estos documentos secretos que se había llevado de la Casa Blanca. Se trata de una serie de documentos que, una vez Donald Trump dejó de ser presidente del país, tendría que haber entregado a las entidades de Archivos Nacionales.

Había cierta reticencia por parte del Departamento de Justicia de publicar el documento que justificaba la entrada del FBI en casa de Donald Trump, pero era una petición que hacían a los medios de comunicación norteamericanos desde que la policía entró en la mansión del expresidente. El documento publicado, sin embargo, en tanto que es una investigación bajo secreto de sumario, ha salido a la luz de manera censurada. El documento tiene hasta 38 páginas, pero muchas de ellas tienen el texto pintado con el fin de no afectar a la investigación y un posible juicio posterior sobre el caso en cuestión.

El documento, pues, explica que los investigadores del FBI "estaban llevando a cabo una investigación criminal relacionada con la extracción y almacenaje de información clasificada en espacios no autorizados, así como la ocultación y retirada ilegal de documentos gubernamentales". En febrero, los medios publicaron el hallazgo de varias cajas con material e información de trabajo que el expresidente tenía en su casa de Florida. Entre los documentos había correspondencia que le envió al líder norcoreano Kim Jong-un durante el proceso de deshielo bilateral, y que Trump describió en una ocasión como "cartas de amor", así como una misiva que le dejó en el Despacho Oval a su predecesor, Barack Obama (2009-2017).

Hasta ahora, Donald Trump ha seguido su estrategia estrella cuando se le pide rendir cuentas por sus errores: hacerse el mártir. El mismo día del cacheo ya publicó un comunicado donde afirmaba que nunca ningún otro expresidente había estado más asediado por la justicia que él. "Estos son tiempos oscuros para nuestra nación, mientras mi bella casa de Mar-a-Lago, en Palm Beach, está siendo asediada, asaltada y ocupada por un gran grupo de agentes del FBI", aseguraba en su comunicado.