El Gobierno de los Estados Unidos ha abierto hoy la vía para empezar con las deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, hayan cometido un delito grave y violento, o no. El ejecutivo de Donald Trump ha establecido este martes las nuevas directrices de control migratorio, entras las que hay la de acelerar el proceso de deportaciones de inmigrantes indocumentados y contratar a 15.000 nuevos agentes migratorios.

Entre las nuevas directrices firmadas por el Gobierno de Trump, está la contratación de 10.000 nuevos agentes para el servicio de Inmigración y Control de Aduanes (ICE) y 5.000 más de la Oficina de Aduanes y Fronteres (CBP). Todo eso, según subrayan las mismas directrices, se debe al hecho que "el aumento de la inmigración ilegal en la frontera sur (la de México) haya sobrepasado en las agencias y los recursos federales y haya creado una significativa vulnerabilidad en la seguridad nacional de los EE.UU.".

Este de hecho, es el argumento que Trump ha defendido durante la campaña, y lo que ya atizó el pasado fin de semana en un mitin a Florida, donde ya anunció la presentación de este decreto y lo defendió asegurando que era una manera de evitar los ataques terroristas que ha vivido Europa.

¿A quién puede afectar el decreto?

Podrían estar afectados unos 11 millones de inmigrantes irregulares, de los cuales casi la mitad son de origen mexicano. Pero además no sólo los inmigrantes indocumentados con cargos criminales violentos podrían estar afectados por la medida. También aquellos que hayan "abusado" de los beneficios públicos o que, a juicio de los agentes de inmigración, puedan suponer un riesgo para la seguridad pública y la seguridad nacional". Eso deja en manos de la objetividad del agente, el poder para decidir si se tiene que ejecutar la deportación.

De esta manera, se abre la puerta a que un ciudadano extranjero pueda ser deportado para violaciones menores de la ley, como conducir sin licencia o incluso tener la luz del coche rotura. Hasta ahora los agentes de inmigración se dirigían a aquellos que habían cometido un delito grave. Una diferencia muy notable con las directrices marcadas por la administración Obama, y que marca una nueva era en los Estados Unidos. El país que nació y creció de la inmigración, les da ahora la espalda, y les pone en el punto de mira. Sólo un leve error, los puede llevar de vuelta a su país.