Un jurado de Estados Unidos ha declarado este jueves culpable de homicidio involuntario a James Crumbley, el padre de un adolescente que mató en 2021 a cuatro estudiantes en la escuela secundaria de Oxford, en el estado de Míchigan. La declaración de culpabilidad llega semanas después de que su esposa, Jennifer Crumbley, se convirtiera en la primera madre en el país en ser juzgada por un tiroteo cometido por su hijo, Ethan Crumbley, quien tenía 15 años en el momento de los hechos y actualmente cumple cadena perpetua.

Los dos padres fueron acusados de haber permitido que su hijo tuviera acceso al arma con la que cometió el crimen, una pistola que había comprado el padre solo cuatro días antes del tiroteo. Además, los padres han sido acusados de haber ignorado los problemas de salud mental que tenía su hijo y que se pusieron de manifiesto, por ejemplo, en un dibujo que hizo de una pistola y un hombre herido con frases como: "Los pensamientos no se detienen. Ayúdame. Mi vida no tiene sentido".

La pistola no estaba bajo llave

En el tiroteo sucedió el 30 de noviembre de 2021 en una escuela secundaria del municipio de Oxford (Míchigan) cuatro estudiantes resultaron muertos y otros seis alumnos y un profesor heridos. El adolescente se declaró culpable de un delito de terrorismo, cuatro de asesinato y otros 19 cargos relacionados con la matanza. En su juicio, declaró que la pistola no estaba bajo llave cuando la metió en su mochila antes de ir al instituto.

Arrestan a un niño de 12 años por amenaza de tiroteo

Esta semana en EE.UU. ha habido otro caso relacionado con menores y armas. El pasado domingo, un niño de 12 años fue arrestado en relación con una amenaza de un tiroteo masivo en una escuela secundaria en Massachusetts (EE.UU.) que ocurriría al día siguiente, lunes, según informó la policía. El Departamento de Policía de Norwood arrestó al estudiante, como resultado de una investigación iniciada tres días antes cuando recibieron una alerta sobre un posible tiroteo dirigido a una secundaria de la ciudad, ubicada al suroeste de Boston.

Las autoridades recibieron el viernes anterior a la detención una captura de pantalla de un mensaje de texto compartido con un grupo de estudiantes que advertía sobre un tiroteo en la escuela Coakley. La captura de pantalla no tenía el mensaje completo y tras la investigación los detectives descubrieron que el supuesto tiroteo ocurriría el lunes 11 de marzo. El mensaje fue compartido desde un número desconocido con un grupo de estudiantes de la escuela, que fueron interrogados. Los detectives lograron identificar al niño de 12 años como el sospechoso de hacer la amenaza. El pequeño había salido de viaje con su familia fuera de la ciudad y regresó el domingo 10 de marzo para ser detenido.