Después de horas de silencio y sin pronunciarse ante el sabotaje que han sufrido los gasoductos rusos Nord Stream y Nord Stream 2 en aguas del mar Báltico, denunciados por Suecia y Dinamarca, el Kremlin ha optado por abrir en las últimas horas un caso penal por terrorismo internacional ante las fugas detectadas. Concretamente, según ha hecho público la Fiscalía rusa en un comunicado "no más tarde del 26 de septiembre, en las inmediaciones de la isla de Bornholm, se cometieron acciones intencionadas encaminadas a dañar los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2", algo que ha provocado, según subrayan, un considerable perjuicio económico para la Federación Rusa. Estos hechos se corresponden a un acto de terrorismo internacional, según queda recogido en el artículo 361 del código penal ruso. En las últimas horas, el Gobierno sueco ha detectado una nueva fuga, la cuarta. 

Las pesquisas sobre las fugas, que ocurrieron en aguas internacionales, dos en la zona económica exclusiva danesa y dos en la sueca, correrán a cargo del departamento de investigación del Servicio Federal de Seguridad (FSB). Por ese motivo, Rusia ha solicitado una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, que se celebrará este viernes, según informaron a Efe fuentes diplomáticas en Naciones Unidas. Mientras tanto, la operadora del gasoducto Nord Stream ha indicado que todo sugiere que se han producido "daños físicos" en la infraestructura energética, asegurando que ha comenzado a movilizar todos los recursos necesarios para estudiar las causas del incidente.

El Kremlin se indigna ante las acusaciones

Para Suecia, Dinamarca, Alemania, la Unión Europea (UE) y la OTAN las causas del incidente son evidentes y consideran que las fugas son causa de un "acto intencionado" y de un "sabotaje", tal y como han ido indicando en las últimas horas. Desde Copenhague, Mette Frederiksen ha asegurado que la "clara valoración de las autoridades danesas es que se trata de un acto intencionado y no de un accidente", mientras que en Estocolmo, Magdalena Anderson ha apuntado que "probablemente" detrás de las incidencias detectadas hay un sabotaje. Por su parte, Ursula Von der Leyen ha prometido una respuesta ejemplar si se confirman las sospechas de que se ha tratado de un acto intencionado. Ante estas declaraciones, el gobierno de Vladímir Putin ha calificado de "tontas y absurdas" las acusaciones europeas de que Rusia podría estar detrás de los daños detectados en los gasoductos.

Estos dos gasoductos son esenciales para que Rusia pueda proveer de gas a países europeos, especialmente los escandinavos y Alemania. Concretamente, el Nord Stream 1 tiene la capacidad de bombeo de 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año, pero ahora mismo no está en funcionamiento después de que Rusia alegara una fuga de aceite en la única estación compresora rusa que aún estaba en funcionamiento. Por lo que respeta al Nord Stream 2 nunca ha llegado a operar debido al bloqueo por parte de Berlín de la infraestructura, incluso desde antes que empezara la invasión militar rusa en Ucrania. Con todo, ambos gasoductos están llenos de gas y deben por tanto mantener una presión estable. 

Preocupación en Alemania 

En Alemania, las autoridades consideran que el gasoducto ruso inutilizado "para siempre", según ha informado el diario Der Tagesspiegel. El medio, citando fuentes del gobierno alemán, ha apuntado que los daños, probablemente causados por unas explosiones próximas a la zona detectadas por el Servicio Sísmico Nacional sueco y que se han atribuido a un posible sabotaje, no tienen una reparación rápida. Eso, según ha explicado el diario, causará filtraciones de aguas marinas en las cañerías, las cuales pueden provocar una corrosión que será irreversible.