Brasil vive ahora el paso definitivo para dejar Dilma Rousseff fuera de su cargo. Después de nueve meses, este miércoles se llega a la recta final de un proceso que tiene que dejar a Rousseff fuera del cargo de presidenta del Brasil definitivamente, después de estar suspendida temporalmente desde mayo. Ahora ya no es un debate parlamentario, es un juicio político en el Senado, dirigido por el presidente del Tribunal Supremo y donde no se permiten ni aplausos, ni broncas, ni tampoco risas. Lejos de la escena habitual de la cámara.

Este martes era el momento de la defensa y de la acusación, de que dieran sus argumentaciones, antes de que los 81 senadores acaben votando definitivamente si quieren que la hasta ahora presidenta se quede como gobernante o no. Sentencia que se sabrá este miércoles. Para que Rousseff sea expulsada definitivamente de la presidencia hará falta que así lo decida una mayoría cualificada de 54 votos, lo que equivale a dos tercios de los escaños.

A estas alturas, sin embargo, nadie duda de que habrá los apoyos suficientes para echarla definitivamente. Según los sondeos que ha publicado la prensa local, la mayoría de los senadores tienen una opinión decididamente favorable a la destitución.

¿De qué se le acusa?

Rousseff está acusada de manipular ilegalmente el presupuesto para esconder el déficit fiscal. Después de casi un año de crisis económicas y de protestas contra el Gobierno, en diciembre del 2015 empezó el proceso que acaba hoy. El presidente del Parlamento, Eduardo Cunha, autorizó la tramitación del proceso de destitución, el impeachment, contra la entonces presidenta. Estaba acusada de un crimen contra la responsabilidad por alteraciones en el presupuesto sin permiso del Congreso y de peticiones de crédito a bancos públicos.

De hecho, la hasta ahora presidenta del Brasil responde ahora por la emisión de tres decretos que alteraron los presupuestos sin la aprobación del Congreso y de atrasos en depósitos en la banca pública que generaron costosos intereses y se configuraron como créditos, según la acusación.

De un fraude "comprobado"... a una "conspiración"

Según la acusación, liderada por la abogada Janaina Paschoal, todos los hechos están "probados". "El fraude está comprobado y los senadores no pueden votar al margen de esta realidad", así de contundente se ha mostrado la abogada que ha exigido al senado su destitución.

Por su parte, sin embargo, el abogado defensor, José Eduardo Cardozo, cree que si finalmente se echa a Rousseff se habrá consumado la "conspiración" a "una élite política y económica". En un encendido discurso, Cardozo sostuvo que las acusaciones "son tan técnicas, tan sofisticadas y tan confusas, que la enorme mayoría de los brasileños no entiende de qué la acusan".

Según el abogado, "fue acusada" porque fue reelegida el año 2014 "afrontando los intereses de aquellos poderosos que querían cambiar el rumbo del Brasil" y porque "facilitó las investigaciones sobre corrupción". Cardozo sostiene que los "derrotados de 2014 se confabularon" con los sectores económicos y entonces "decidieron destituir" a "una mujer incómoda" construyendo "la tesis de unas irregularidades que no son, que no existen y que no han sido probadas".

La figura de Rouseff

La hasta ahora presidenta del Brasil disfrutaba de un amplio apoyo en la calle. De hecho, hasta marzo del 2013 su índice de aprobación era del 79%. En marzo de esta año, sólo tres años después, disfrutaba sólo de un 10%. Desde el inicio del proceso, ha habido protestas masivas en todo el país pidiendo que dimitiera, pero también ha habido demostracions de partidarios de su presidenta. De hecho, hoy mismo, y en pleno proceso de destitución, una manifestación partidaria de Rousseff ha cortado una de las principales vías de Sao Paulo.

Muchos brasileños aseguran estar hartos de los altos niveles de corrupción que hay dentro de la política brasileña. No obstante, y viendo que algunos de los políticos que dieron apoyo a su juicio político también están siendo investigados, tanto por la mala gestión como por la corrupción, ningún partido parece salvado de las acusaciones que ahora pesan sobre Rousseff.