Uno de los compañeros del futbolista iraní condenado a muerte, Amir Nasr-Azadani, ha roto el silencio. El finlandés Sebastian Strandvall (36 años) ha hablado este martes con Sky News y ha concluido que la sentencia judicial es absurda. Strandvall conoce bien a Nasr-Azadani, ya que jugaron juntos en el Rah-Ahan FC de Teherán durante la temporada 2015-2016. Allí forjaron una estrecha amistad, hasta el punto que el finlandés ofreció su casa al iraní mientras se encontraba sin alojamiento. Ahora, Strandvall es el capitán del VPS Vaasa de la máxima división de Finlandia y se ha sumado al clamor contra la ejecución de su amigo.

Nasr-Azadani tiene 26 años y fue detenido en noviembre durante las protestas contra el gobierno autoritario del Irán, después del asesinato de Mahsa Amini. Fue condenado por asesinar a un policía y dos milicianos en un juicio que los grupos de derechos humanos han calificado de farsa, hasta el punto que las noticias locales sugieren que la confesión del futbolista fue coaccionada y que los miembros de su familia se han visto obligados a permanecer en silencio. Además, su excompañero finlandés ha recordado que es una "persona tímida" y "muy amable". "Amir era uno de los jóvenes de nuestro equipo en aquel momento (2015-2016), tenía entre 19 y 20 años. Una persona bastante tímida y muy amable... un chico normal y bueno", ha explicado.

Sentencia absurda contra Nasr-Azadani

Strandvall ha concluido que la sentencia judicial es absurda, ya que declaró a Nasr-Azadani culpable de "hacer la guerra contra Dios". "Conociendo el carácter de Amir, él iría a una protesta... él y sus amigos defenderían los derechos básicos y los derechos de las mujeres porque es el tipo de persona que se preocupa por el resto. Pero no lo vea haciendo la guerra contra Dios o cualquier otra cosa", ha señalado. Cree que su amigo podría haber participado en las manifestaciones, pero no cree que cometiera ningún acto violento. "Es difícil describir la sensación, el choque, es difícil entender que en realidad es él porque se siente muy lejos de la realidad que alguien pueda estar ante la pena de muerte para participar en una protesta pacífica", ha lamentado el futbolista finlandés.

Las protestas en Irán tienen lugar diariamente y ya han entrado en su cuarto más consecutivo, con pocos signos de debilitamiento. La mayoría se centran en Teherán, aunque son un fenómeno nacional. Las manifestaciones empezaron por el asesinato de Mahsa Amini y la obligatoriedad del velo, en defensa de los derechos de las mujeres. Pero ahora ya piden la destitución del líder supremo de la teocracia, el ayatolá, Alí Jamenei, y de los viejos mulás que le dan apoyo, así como la implementación de profundas reformas en el país. La policía y los guardias revolucionarios responden con violencia, dejando un buen puñado de muertos por su camino y empezando a ejecutar a los participantes de las protestas — cómo es el caso de Nasr-Azadani.