El movimiento internacional de la Cruz Roja está bajo presión para tomar medidas contra la Cruz Roja Rusa (CRR) por los estrechos vínculos entre el grupo y la maquinaria de guerra y propaganda del Kremlin. Las pruebas incluyen el papel central del presidente de la CRR en una organización "patriótica" pro-Putin, a los funcionarios que hablan de la imposibilidad de paz con los "nazis ucranianos" y la participación del CRR en entrenamiento militar para niños, tal como destaca un artículo del The Guardian. También hay acusaciones en documentos filtradas del Kremlin que ha obtenido el diario estonio Delfi y compartidos con otros medios, que el Kremlin tiene intención de sustituir el trabajo de la Cruz Roja internacional en territorio ocupado por otras organizaciones títere.

En respuesta a estas acusaciones, la Federación Internacional de la Cruz Roja ha dicho que "estaba investigando estas afirmaciones de muy cerca". Ahora está bajo presión de los gobiernos donantes para que se tomen las medidas adecuadas contra la CRR. La Federación internacional, organismo que agrupa a 191 sociedades nacionales de la Cruz Roja y Media Luna Roja, tiene el poder de tomar medidas disciplinarias o suspender los miembros de sociedades nacionales que violan los principios de la Cruz Roja. En este sentido, trabaja con una estrecha colaboración con el Comité Internacional de la Cruz Roja, que trabaja sobre el terreno en zonas de conflicto, incluyendo Ucrania, donde distribuye ayuda humanitaria y tiene el mandato de visitar prisioneros de guerra de ambos lados.

La financiación de la Cruz Roja

Los organismos internacionales son financiados por donantes gubernamentales y filantrópicos y a menudo trabajan con capítulos locales de la Cruz Roja. Al mismo tiempo, los movimientos nacionales de la Cruz Roja a menudo trabajan junto con estructuras gubernamentales en la respuesta a las crisis, pero supuestamente todos están sujetos a los principios de "neutralidad, imparcialidad e independencia" de la Cruz Roja.

Muchas de las actividades de la CRR parecen ir contra estos principios. El jefe de la organización, Pavel Savchuk, de 29 años, era miembro del estado mayor central del Frente Popular Panrus (ONF), creado por Vladímir Putin y que posee la marca registrada de Z, el símbolo de la guerra de Rusia contra Ucrania.

En respuesta a las preguntas, el CICR dijo que Savchuk, "hasta donde sabemos", no había estado activo en el ONF desde marzo del 2022 y ya no era miembro. Una fotografía que lo identificaba como miembro del personal central de la organización desapareció del sitio web del ONF en febrero de este año poco después de una investigación de los medios.

En enero de este año, Savchuk firmó un memorándum de acuerdo entre el CRR y Artek, un campamento infantil en Crimea que ha sido objeto de sanciones por parte de países occidentales para su participación en la "reeducación patriótica" de niños ucranianos secuestrados. El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha afirmado que a algunos niños enviados allí "se les impide volver con sus familias".

Los países, a la espera de saber más sobre estas informaciones

La Federación Internacional ha detallado en un comunicado: "Estamos recopilando información. Eso lleva tiempo. Cuando se revisen los reclamos, se tomará una decisión sobre los próximos pasos". Sin embargo, la presión está creciendo y varios gobiernos donantes dicen que están siguiendo de cerca el proceso. El Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido, uno de los donantes más importantes de la Federación Internacional, en un comunicado ha destacado que "esperamos el resultado de las investigaciones del movimiento de la Cruz Roja sobre estas acusaciones".

Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores sueco ha detallado que "ahora hace falta total claridad sobre estas cuestiones. Esperamos que la Federación Internacional adopte medidas rápidas de conformidad con su constitución, que incluye medidas como la suspensión o la expulsión".