El presidente ruso, Vladímir Putin, ha rechazado de manera contundente la posibilidad de que Rusia tenga intenciones de atacar o enfrentarse directamente con la OTAN, a pesar de haber asegurado que mantendrá la guerra en Ucrania. En su primera rueda de prensa desde el inicio del conflicto, Putin ha calificado las afirmaciones de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, como "tonterías". Biden había expresado su preocupación al Congreso estadounidense sobre un potencial avance ruso en Ucrania, argumentando que eso podría llevar a un enfrentamiento directo con las fuerzas estadounidenses en Europa.

Putin, en declaraciones al programa "Moscú. Kremlin. Putin", ha desestimado estas preocupaciones, señalando que Rusia no tiene ningún conflicto territorial con la OTAN y no tiene intenciones de dañar las relaciones con estos países. Ha afirmado que la OTAN, con los Estados Unidos como "único amo", artificialmente crea problemas con Rusia por miedo de tener un competidor. El líder ruso ha destacado el interés de Rusia al desarrollar relaciones con los países de la OTAN, refutando las acusaciones que están combatiendo activamente contra la OTAN en Ucrania a causa del suministro de armas occidentales en Kíiv. Putin ha asegurado que Rusia no tiene motivos geopolíticos, económicos, políticos ni militares para enfrentarse a los países que conforman la alianza.

En relación con Finlandia, recientemente incorporada a la OTAN, Putin ha advertido sobre posibles problemas en las relaciones bilaterales. Ha anunciado la creación del distrito militar de Leningrado en el noroeste, reforzando el flanco noroeste de Rusia, y ha criticado la decisión de Finlandia de unirse a la OTAN, lamentando la ruptura de las buenas relaciones que existían entre ambos países. Los expertos consideran la incorporación de Finlandia a la OTAN como un error de cálculo significativo por parte de Putin, especialmente al fortalecer la presencia militar estadounidense en la región. El Kremlin ha advertido que el despliegue de tropas estadounidenses en Finlandia sería percibido como una "evidente amenaza" para Rusia.

Putin reflexionó sobre los primeros años de su mandato, admitiendo haber pecado de "ingenuidad" al pensar que Occidente comprendería que Rusia es un país diferente después de la disolución de la Unión Soviética en 1991. El líder ruso también ha acusado Occidente de buscar la desintegración de Rusia y ha destacado la importancia de una "Rusia unida" por defender sus intereses nacionales en el escenario mundial. En este contexto, Putin aspira a liderar un cambio "tectónico" en el equilibrio de poder mundial, argumentando que el mundo está experimentando un cambio después de 500 años en que Occidente fue el "único poder hegemónico". Putin ha afirmado que este cambio le brinda en Rusia la oportunidad de jugar "un papel crucial" en la nueva configuración global.