Hoy hace 66 años del famoso discurso de Robert Schuman. Una declaración que proponía una Europa unida para contribuir a la paz mundial, y que se reconoció como la primera piedra en el nacimiento de la Unión Europea. En motivo de esta efeméride, que ya se ha establecido en el calendario como el ‘Día de Europa’, entrevistamos al Director de la representación de la Comisión Europea en Barcelona, Ferran Tarradellas. Nacido en Barcelona el año 1966, es licenciado en Periodismo y en Historia Moderna. Hace más de dieciséis años que trabaja para la Comisión Europea. Primero desde Bruselas, donde fue portavoz de varios comisarios, y ahora desde Barcelona, donde intenta establecer un nexo entre Catalunya y Europa.

La crisis de los refugiados ha puesto en cuestión a la Unión Europea. ¿Qué opina de cómo se ha gestionado desde Europa esta crisis humanitaria?
En Siria hay una guerra civil, que necesita una respuesta a la altura del problema. Es probablemente la peor crisis humanitaria europea o mundial desde la segunda guerra mundial. Por eso, la primera respuesta de la UE ha sido dar ayuda humanitaria. Europa actúa de esta manera con todas las guerras, pero nunca habíamos dado tanto dinero como con la guerra de Siria. En los últimos años hemos dado 3.000 millones de euros.

Además, se llegó a un acuerdo para redistribuir a los refugiados...
La demanda de asilo es competencia de cada Estado miembro, pero había estados que estaban completamente desbordados, como Grecia, y por eso se ha intentado buscar una respuesta a nivel europeo y repartir y redistribuir a los refugiados entre los estados.

Muchos ciudadanos cuestionan el acuerdo con Turquía. ¿Por qué se ha llegado a este pacto?
Hay una serie de mafias que sacan dinero a la gente y les hacen arriesgar su vida para llegar a Europa, y no cobran pequeñas cantidades. Algunos de los refugiados que ahora están en Alemania han pagado hasta 7.000€, para llegar en una barca que se podría haber hundido. Mientras este modelo de negocio siga existiendo, y siendo viable, morirá gente en el mar. El tratado con Turquía quiere romper este modelo de negocio.

Pero las organizaciones humanitarias alertan de que Turquía no es un país seguro...
Turquía es un país que puede recibir refugiados y, de hecho, actualmente tiene hasta 2,3 millones de refugiados. En los campos de Turquía hay mejores condiciones que los que pueda tener el campo de Idomeni en Grecia. Además, Turquía tendrá como contrapartida 3.000 millones de euros de fondos europeos para permitir que las condiciones en sus campos de refugiados sean buenas. De hecho, uno de los primeros tramos de 250 millones se destinará a ayuda alimentaria y educación, y los niños podrán ser escolarizados en árabe.

¿Europa no podría hacer más?
Puede que Europa puede hacer más por esta gente, pero la manera como se tiene que hacer es de forma controlada y segura. El acuerdo con Turquía también prevé que cada vez que Turquía acoja a un refugiado, la Unión Europea acoga otro en Europa, pero no con una patera o dentro de un camión. Viajará de forma segura sabiendo en qué país irá y tratándolo con la dignidad que se merece.

Lo que quiere hacer Catalunya con los refugiados es el ejemplo a seguir

El president Puigdemont envió una carta a la Comisión Europea para informarles de que están trabajando para acoger a 4.500 refugiados. ¿Qué opina de esta iniciativa?
Es una buena noticia. Lo que está haciendo Catalunya es el ejemplo a seguir y también lo que está haciendo Barcelona declarándose ciudad refugio. Desde la Comisión Europea esta noticia de Catalunya la han recibido como un paso en la buena dirección y nos gustaría que esta oferta se coordinara con el Estado español para que pudieran llegar finalmente estos refugiados.

España, sin embargo, ha recibido muy pocos refugiados...
España es uno de los países que no ha recibido casi refugiados. De los 17.000 a los que se había comprometido, ha recibido 18. Ahora, sin embargo, dice que recibirá 200. Los Estados miembros tienen que cumplir los compromisos que han adquirido y tienen que hacer el necesario para adoptarlos. Los estados pueden hacer más y los animamos a hacer más.

¿La Comisión Europea podría multar a los países que no cumplan con el compromiso?
Nosotros hacemos unos informes en los que salen las cifras: los compromisos y los refugiados recibidos. Eso es lo que iremos haciendo regularmente. Lo que queremos es que los refugiados se redistribuyan. Nuestra tarea no es sacar el bastón y repartir, lo que queremos es encontrar soluciones.

Austria anunció la semana pasada que quiere cerrar la frontera con Italia. ¿Eso pone en riesgo el tratado de Schengen?
Lo que está pasando con Schengen nos preocupa mucho. Ya está previsto en el tratado que en situaciones extraordinarias se puedan restablecer controles fronterizos en los estados miembros de forma proporcionada y limitada en el tiempo. Los estados lo tienen que comunicar a la Comisión Europea y esta lo tiene que autorizar. Tendremos que ver qué dice la Comisión Europea en el caso de Austria.

Los últimos atentados en Europa han puesto también en duda el funcionamiento de Schengen, pero también la colaboración a nivel europeo. ¿Se tendría que cooperar más entre servicios de inteligencia?
Es una de las diez prioridades de Juncker. Se tiene que colaborar mucho más, porque la cuestión del crimen organizado es generalizada en toda Europa. Cuando las bases de datos estén, todas unidas podremos hacer frente al problema. Los estados no tienen la capacidad de hacer frente a un problema como este, si tiene que haber una solución tiene que ser europea. Cuanta más Europa tengamos, mejor poder combatir el terrorismo.

Si queremos tener crecimiento económico, tendremos que hacerlo a través del comercio internacional

¿Por qué Europa apuesta por el TTIP, el tratado de libre comercio con Estados Unidos?
El TTIP es un mecanismo para crear crecimiento económico y creación de empleo. Nuestras empresas saben muy bien que eso es positivo. La recuperación económica, en Catalunya particularmente, se ha hecho a través de las exportaciones, en un momento en que la demanda interna estaba muy deprimida. Si queremos tener crecimiento económico tendremos que hacerlo a través del comercio internacional. Con el Tratado de Libre Comercio queremos crear crecimiento y empleo sin que eso tenga un impacto negativo en las finanzas públicas. Aquí hay un gran potencial, que si se hace bien, puede tener un impacto muy positivo.

¿Europa y los EE.UU. liderarían el comercio global?
Exacto. El TTIP también puede ayudar a que Europa y los Estados Unidos lideren las normas del comercio global. Si no lo hacemos nosotros, otros las fijarán por nosotros, y estos serán China o los BRICS. Si hacemos un tratado de libre comercio con los Estados Unidos sería la zona de libre comercio más grande del mundo y los otros querrían entrar en nuestra zona y, por lo tanto, tendrían que respetar nuestras normas.

El TTIP tendrá que cumplir con las normas europeas, como las regulaciones sobre el clima y sobre la protección del consumidor

Pero también es muy polémico. La semana pasada Greenpeace hizo publica una filtración donde señalaban que el tratado pondría en riesgo el clima, el medio ambiente y la protección del consumidor...
No es cierto. Estos aspectos no podemos negociarlos. En el mandato a los negociadores se deja claro que se tiene que cumplir con las normas europeas y entre estas, están las regulaciones sobre el clima y sobre la protección del consumidor. Nuestros negociadores no tienen el mandato para negociar nada de eso. Al contrario, el acuerdo ya dice que “el desarrollo sostenible es un objetivo general de las partes”.

¿Entonces por qué Greenpeace alertó de eso y de las presiones que están haciendo los EE.UU.?
En el tratado habrá un capítulo medioambiental y social que intentará promover el desarrollo sostenible. Este capítulo, sin embargo, todavía no está negociado. Se ha adelantado en unos ámbitos pero no en otros. En estos momentos todavía estamos en el periodo de negociación, donde hay un mandato público que deja claros estos aspectos. Que los documentos clasificados se filtren, sin embargo, no ayuda a la confianza entre las partes.

Otra de las dudas que hay sobre Europa es el llamado 'Brexit'. ¿Qué podría implicar que el Reino Unido decidiera marcharse de la Unión Europea?
Nosotros somos muy respetuosos con la libertad de los británicos de escoger lo que quieran en este referéndum. El presidente Juncker dijo que su preferencia, evidentemente, es que Gran Bretaña se quede dentro de la unión Europea, y ya se llegó a un acuerdo con los estados miembros para ver cómo se podían meter ciertas inquietudes que había detectado el primer ministro británico David Cameron. A partir de aquí, la soberanía del Reino Unido y Gran Bretaña es de los ciudadanos británicos y nosotros somos muy respetuosos con eso.

La posición de la Comisión Europea en relación al proceso catalán es bien conocida, está fuera de nuestras competencias

La semana pasada también se dio a conocer que ni Juncker ni Schulz se entrevistaron con Puigdemont en su viaje oficial en Bruselas por motivos de agenda. ¿Cree que es importante que Catalunya tenga un diálogo abierto con la Unión Europea?
Naturalmente, entre Europa y Catalunya siempre tiene que haber un diálogo, al nivel que sea en cada momento. Yo tengo un diálogo fluido con el conseller Romeva y con el secretario de exteriores, Jordi Soler, y he ido al Parlament de Catalunya en varias ocasiones. También los presidentes han recibido en el pasado comisarios europeos. Evidentemente el diálogo con Catalunya es regular en otras instancias.

¿Desde esta representación?
Sí, nuestro trabajo es explicar los problemas de Catalunya, económicos, sociales, políticos, y de todo tipo. Sin embargo, el presidente Juncker ya dijo que la situación de Catalunya la sigue en el minuto. Tiene mucho respeto por el presidente Puigdemont y no excluyo que en el futuro se puedan encontrar.

¿Puede ser que el proceso independentista dificulte este diálogo?
La posición de la Comisión Europea en relación al proceso catalán es bien conocida, es una cosa que está fuera de nuestras competencias y, por lo tanto, no podemos hacer ningún comentario. Sería muy irrespetuoso que lo hiciéramos por los que sí que tienen competencias en este ámbito que son los ciudadanos de Catalunya y los del resto de España. Por respeto, mantenemos la neutralidad.

¿Desde la Unión Europea no se tendría que facilitar que los catalanes decidieran democráticamente si quieren ser españoles o no?
No tenemos competencias al respecto. Si nosotros empezáramos a decir a todo el mundo lo que tiene que hacer, nos pondríamos en un ámbito en el que no tenemos competencias y sería una falta de respeto. Entiendo que la gente quiera recavar apoyo de todas partes, pero en la medida del posible nosotros intentamos decir que este es un problema que se tiene que resolver dentro del ámbito español.

La Unión Europea a menudo tiene problemas de comunicación con los ciudadanos, que la ven lejana a los problemas diarios y poco democrática. ¿Es así?
Los problemas de comunicación es una cosa que se dice a menudo. Pero yo creo que la gente se empieza a dar cuenta de que las grandes decisiones se toman a nivel europeo, la crisis de los refugiados es un buen ejemplo. Cada lunes por la noche hay concentraciones delante de las oficinas de la representación de la CE en Barcelona, por el tema de los refugiados. Los ciudadanos han visto que no será la Generalitat la que resolverá esta cuestión, a pesar de la buena voluntad que tengan. Es una cosa que se tiene que resolver a nivel Europeo. Ahora la gente está abriendo los ojos y piden más voz para defender sus intereses.

¿Los refugiados o el TTIP son ejemplos, sí, pero en qué influye en el día a día a los catalanes?
Puedo poner infinidad de ejemplos. El aire de la ciudad de Barcelona tiene que cumplir normas de calidad de aire que fija Bruselas. Si te pones enfermo en un país europeo, te tratarán exactamente con los mismos derechos con los que tratarían a un ciudadano de su país gracias a la tarjeta sanitaria europea, cuando te tomes un café allí pagarás con la misma moneda con la que pagarías aquí, y muchas cosas más que influyen en nuestro día a día. De hecho, el 80% de las leyes que aprueban las cortes o el Parlamento son transposiciones de normativas europeas.

La UE ha garantizado 60 años de paz en Europa. Ahora no estamos discutiendo cuántos refugiados alemanes tienen que venir a España

¿Cuál es el éxito más importante de la UE?
La UE ha garantizado 60 años de paz en Europa. Ahora podemos discutir si tenemos que hacer un corredor mediterráneo y por dónde o los niveles de CO2, pero no estamos discutiendo cuántos refugiados alemanes tienen que venir a España o cuántos polacos no pueden cruzar el muro de Berlín. Eso es para mí el gran éxito.

Para acabar, ¿qué les diría a aquellos que no creen que la Unión Europea tenga un proyecto de futuro, para convencerlos?
Yo a los que dicen que no les gusta Europa les diría que participen, que voten a las elecciones, que escriban artículos, que se manifiesten... para que entre todos podamos hacer a una Europa mejor.