El temor de la administración Trump a que las protestas contra las políticas antiinmigratorias se extendieran por todo el país se ha hecho realidad. Desde que el pasado viernes comenzaron los disturbios en Los Ángeles en rechazo a las batidas y deportaciones de inmigrantes irregulares ordenadas por el gobierno federal, acentuadas por la presencia de la Guardia Nacional y los marines decretada por Trump, las protestas se han expandido rápidamente a al menos 24 ciudades a lo largo y ancho del país, incluyendo Nueva York, Chicago, Dallas, Atlanta, Filadelfia, San Francisco, Austin, Las Vegas y Seattle. El detonante principal fue la campaña de detenciones masivas ejecutada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), dirigida especialmente contra barrios de mayoría latina en Los Ángeles y otras ciudades, y Trump amenaza con desplegar al ejército para sofocar las revueltas, y el próximo sábado se han convocado 1.800 protestas en todo el país para exigir al presidente que acabe con las batidas y las deportaciones indiscriminadas. Las movilizaciones coinciden con un desfile militar en Washington D. C. con motivo del 250 aniversario del ejército norteamericano, que también coincide con el 79 cumpleaños de Trump.

Sin miedo a "ir más allá"

El presidente norteamericano ha amenazado con invocar la ley de Insurrección, una norma que otorga la capacidad al presidente de desplegar al ejército para reprimir episodios de desorden civil, y que "retendrá con fuerza" a cualquier manifestante en el desfile militar de este sábado. Esta legislación no se ha invocado desde 1807 y la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, ha advertido que la administración Trump "no tiene miedo de ir más allá. No tenemos miedo a hacer algo diferente si es necesario", ha señalado.

Bondi espera que el decreto del toque de queda nocturno en Los Ángeles que ha decretado la alcaldesa Karen Bass, y que estará vigente algunos días, sirva para contener la situación. Bass tomó esta medida en medio del choque entre administraciones por el despliegue de la Guardia Nacional ordenado por Trump. "El toque de queda es una medida necesaria para proteger vidas y salvaguardar propiedades después de varios días consecutivos de crecientes disturbios en toda la ciudad", ha defendido después de indicar que las detenciones por estas protestas han aumentado significativamente en el transcurso de unos días", teniendo en cuenta que las movilizaciones se iniciaron el viernes pasado.

Más de 400 detenidos en Los Ángeles

El gobierno federal ha desplegado hasta 4.000 efectivos de la Guardia Nacional en la ciudad californiana, y Trump también movilizó a 700 infantes de marina en el área de Los Ángeles, que se encuentran preparados por si tienen que entrar en acción. En Los Ángeles se han producido en torno a 400 detenciones entre migrantes y manifestantes. Mientras el despliegue de la Guardia Nacional en California para ayudar a los agentes del ICE provocaron las protestas del gobernador del estado, el demócrata Gavin Newsom, quien acusó a Trump de poner en riesgo la democracia, otros estados, como Texas, con un gobernador republicano, Greg Abbott ha pedido el despliegue de la Guardia Nacional ante la posibilidad de que las protestas se intensifiquen. Abbott señaló las protestas No Kings de este sábado, así como otros acontecimientos y manifestaciones en contra de Trump en todos los Estados Unidos, incluyendo San Antonio, como otra razón para tener militares preparados.

Contundente respuesta en las calles

Pero la indignación que ha provocado la contundente respuesta de Trump a las protestas ha provocado esta oleada de solidaridad contra el autoritarismo del presidente norteamericano. Esta pasada noche se han producido movilizaciones en más de veinte ciudades, con decenas de detenidos. En Indiana, las protestas han sido en torno al pabellón de los Pacers donde esta noche se jugaban las finales de la NBA. En Atlanta, los manifestantes se han defendido de las cargas con fuegos artificiales, y en el centro de Chicago la policía antidisturbios, con porras y máscaras antigás, ha cargado contra la multitud. Especialmente dramático fue el momento en que un coche ha atropellado a los manifestantes. En Nueva York, los agentes han cortado el acceso a los edificios federales, y también se ha restringido la entrada a la oficina de inmigración de Seattle. Gritos de "¡vergüenza!", a la policía, actos de vandalismo y decenas de detenciones son algunas de las escenas que se viven las grandes ciudades norteamericanas. Algunos comercios incluso se han visto obligados a tapiar sus puertas y ventanas para evitar los saqueos. En Seattle, la policía también amenazó con arrestos y respuestas contundentes, mientras que en Las Vegas también se declaró ilegal una manifestación de protestas en torno a un tribunal federal en el centro.