El presidente norteamericano, Joe Biden, ha presentado oficialmente una reforma migratoria que facilitaría la ciudadanía a los 11 millones de inmigrantes en situación irregular en los Estados Unidos.

Biden ha pedido al Congreso la aprobación de la ley con la máxima celeridad, con el fin de devolver la "justicia, la humanidad y el orden" al sistema de inmigración americano, después de cuatro años de "negligencias" por parte de la administración Trump.

Esta reforma migratoria fue un punto decisivo en la campaña electoral del demócrata, posicionándolo casi en el extremo contrario de su predecesor republicano y su lema "America First". Con respecto a la inmigración, la legislatura de Trump estuvo plagada de controversias por la separación de menores inmigrantes de sus padres, vetos de entrada en el país, deportaciones y el levantamiento de la famosa pared con México. Con esta reforma, el nuevo presidente busca girar página y empezar un nuevo capítulo de políticas migratorias.

La reforma del sueño americano

La reforma, adelantada|avanzada por el presidente Biden durante su primer día al cargo, fue presentada formalmente al Congreso el pasado jueves con el nombre Ley de Ciudadanía Estadounidense 2021. El proyecto de ley fue anunciado por el senador demócrata Bob Menéndez, de origen cubano, y la legisladora Linda Sánchez, de raíces mexicanas.

Según Biden, esta ley es la primera para "establecer políticas migratorias que unan a las familias". A pesar del progresismo inherente en la propuesta, el líder demócrata tuvo que utilizar su caracteritzadora moderación inmediatamente, con el fin de tranquilizar aquellos acostumbrados a las políticas de aislamiento de la administración anterior, prometiendo unos cambios en la inmigración que "hagan crecer la economía y garanticen la seguridad del país."

Con esta reforma, es posible que vemos como los EE.UU. finalmente reconociendo la existencia de aquellos inmigrantes indocumentados que hace décadas y generaciones que viven y trabajan a los Estados Unidos, invisibilizados e ignorados por el sistema. La ambiciosa propuesta prevé un proceso de ocho años para que los 11 millones de indocumentados del país puedan conseguir la ciudadanía, además de otorgar una residencia legal inmediata para los inmigrantes sin papeles que llegaron al país de niños, conocidos como "soñadores", y que irónicamente fueron maltratados por un país que en realidad no contemplaba el sueño americano para todo el mundo.

Con respecto a la frontera con México, un problema que Trump creía tener fácil solución, Biden prevé gestionarla "mediante inversiones inteligentes" y "hacer frente a las causas de la migración irregular desde la raíz, desde Centroamérica".

El cambio no será fácil

Biden no lo tendrá fácil para conseguir la aprobación del Congreso para su ley, ya que los demócratas cuentan con mayorías muy estrechas en las dos cámaras legislativas, en especial en el Senado, donde los demócratas tendrán que conseguir al menos diez votos republicanos para sacar la propuesta adelante.

Para Biden, este panorama lo recuerda a sus días como vicepresidente, cuando la administración Obama ya intentó impulsar una reforma migratoria en el 2013, una reforma que se quedó estancada en la Cámara de Representantes. De momento, los demócratas están a la espera de que empiece el proceso legislativo, con grandes expectaciones por|para lo que significaría una reforma tan ambiciosa en los EE.UU., del que dependen 11 millones de futuros.

Foto principal: el presidente norteamericano Joe Biden / Efe