La petición del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, de un alto el fuego permanente entre Israel y Hamás y el aviso de que podría reconocer unilateralmente el Estado palestino al margen de la Unión Europea han irritado al gobierno israelí hasta el punto de originar una crisis diplomática entre ambos países. En ella se ha visto también envuelto el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, que pasaba por allí. El ministro de Exteriores de Israel, Eli Cohen, en un tuit en X (antes Twitter) ha acusado los dos europeos de mentir y de "dar apoyo al terrorismo". Los embajadores de los tres países han sido llamados y abroncados por cada uno de los respectivos gobiernos. A estas alturas no se sabe cómo acabará esta confusión. Además, la crisis ha estallado el primer día de tregua, que ha permitido liberar a trece rehenes israelíes, diez tailandeses y un ciudadano filipino, además de 39 prisioneros palestinos. La tregua también ha facilitado la entrega de 30.000 toneladas de ayuda. Es el tema que abre todas las portadas salvo la de El Punt Avui, que ni menciona el incidente.
El Mundo aprovecha la ocasión para retratar a Sánchez como uno imprudente, un tozudo y un inoportuno, porque era el segundo día que repetía sus demandas y lo hizo en el paso de Rafah, la frontera entre la Franja de Gaza y Egipto donde se produjo el intercambio entre israelíes y palestinos. El jueves, el gobierno israelí se mostró disgustado y viernes, directamente fastidiado. El tabloide ultra hace entender que Sánchez utiliza la tragedia de la guerra y el terrorismo como telón de fondo de una operación de propaganda por|para su beneficio político.
El resto de los diarios procura ponerse al lado del presidente del ejecutivo español, algunos con más vigor y escondiendo su poca maña, como El País ("Israel carga contra Sánchez para criticar las "matanzas" de civiles") y La Vanguardia (Israel abre una crisis diplomática con España por apoyar al terrorismo). Otros sí que lo exponen como mala diplomacia. Es el caso de El Periódico ("El apoyo de Sánchez a Palestina indigna en Israel") y el Ahora ("Sánchez indigna a Tel-Aviv...", etcétera). Estos títulos también dejan adivinar las inclinaciones de cada diario en este conflicto.
Tiene fuerza que el presidente del gobierno de España plantee reconocer unilateralmente un Estado, Palestina, al margen de los compromisos diplomáticos y políticos asumidos por el Estado dentro de la Unión Europea. En Kosovo, por ejemplo, deben haber tomado nota —y también en Bruselas— y a los independentistas catalanes les habrá hecho pensar un poco. Tiene también mucha fuerza que alguien acuse a España de favorecer el terrorismo, una cuestión existencial que todavía embruja a la política y al periodismo peninsulares más diez años después de la desaparición de ETA. Debe ser una píldora difícil de tragarse por|para unos y otros.
