Varias Informaciones sobre los soldados ucranianos capturados por las tropas rusas después de tres meses atrapados en la planta de Azovstal, en Mariúpol. Desde que se rindieron y fueron capturados por las tropas rusas, han aparecido varias noticias sobre los soldados presos. Hace unos días, llegaban algunas informaciones asegurando que las condiciones en las cuales se encontraban eran "satisfactorias", sin embargo, las últimas piezas en la prensa, apuntaban que algunos familiares no sabían nada. Denis Prokopenko, comandando del batallón Azov que pudo llamar brevemente a su mujer Katerina y le dijo que los prisioneros no habían sido objeto de violencia. No quedó claro, sin embargo, tal como recogía el diario The Guardian, si Prokopenko pudo hablar libremente o lo hizo coaccionado. "Dijo que estaba bien y me preguntó cómo estaba yo", explicaba la misma Katerina al diario británico. "Escuché otras fuentes que las condiciones son más o menos satisfactorias". La situación, pero es cambiante. Las últimas noticias que se tienen es que algunos familiares dicen que todavía no saben nada sobre dónde están ni cómo están. "No he estado en contacto con mi marido ni he obtenido noticias sobre cómo está", explicaba Anna Ivleva, mujer de Anton, un niño de la marina que resultó gravemente herido durante el asedio en la fábrica. Ha pasado más de un mes desde que habló con él. "La última vez que hablamos fue el 13 de abril. Y después sus compañeros me enviaban mensajes diciendo que todavía estaba vivo". Los funcionarios del gobierno ucraniano se han puesto en contacto con ella, pero relataba a la CNN que no tiene noticias sobre dónde están ni cómo están los combatientes de Azovstal.

Militares rusos inspeccionando la fábrica de Azovstal, en Mariúpol / Efe

"Recientemente, hemos registrado gente que ha dejado Azovstal", destaca la portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja Fatima Sator. "Nos aseguramos de que no hay desapariciones e informamos a la familia". Le preguntamos, sin embargo, qué se sabe porque hay mucho silencio e informaciones diversas al mismo tiempo. Sator responde que precisamente porque su trabajo es discreto, pueden hablar con un lado y con el otro sin dar demasiados detalles. "Es parte de nuestro trabajo, no podemos hablar. De hecho, eso es precisamente lo que nos piden. Eso y la protección". En este sentido, destaca que informan sobre si los familiares están vivos cuando hay consentimiento. "Es un poco confidencial".

La tarea del Comité de la Cruz Roja

Sator ha vuelto justo esta misma semana de Ucrania. "Lo que hacemos desde el Comité es asegurarnos de que las leyes internacionales están siendo respetadas, somos un poco los guardianes de los tratados de Ginebra para proteger a los civiles cuando los conflictos han empezado", destaca en conversación con ElNacional.cat. "Estamos desde hace 8 años, no solo ahora, desde que empezó la invasión rusa, el pasado 24 de febrero". De esta manera, constata que hay 700 personas que forman parte del equipo del ICRC en el país. "No estamos en todas las ciudades porque sería imposible, pero tenemos gente en Donetsk, por ejemplo, u Odesa".

Autobús escolar que transporta refugiados ucranianos cerca de la ciudad de Járkov / Efe

En términos de asistencia, constata que desde el Comité desarrollan tareas de protección. Eso quiere decir que, en caso de personas detenidas, una de las principales tareas que hacen es visitar a los prisioneros de guerra. Sator describe que lo han hecho también con prisioneros de Suomi y también de Mariúpol. Por otra parte, se preocupan también de los desplazados internos. "Hay personas que se han movido de lugar|sitio varias veces durante estos casi cuatro meses de guerra". Así, constata que les ofrecen kits de agua y comida, sábanas y algunos medicamentos para que puedan estar mejor.

Dejarlo todo atrás

Sator constata que la mayoría de refugiados lo han dejado todo atrás y solo han cogido una bolsa o una mochila. "Lo han perdido todo", destaca. En este contexto, insiste en que hay personas de Járkov que se han marchado dos veces en los últimos años. "Ahora están en escuelas u hoteles, y muchos son grandes. Algunos han quedado abandonados porque no tenían las condiciones para poder marcharse. Alguien me había dicho que no se podía marchar porque no tenía dinero para hacerlo, ni acceso a las medicinas". Por lo tanto, mucha población se ha quedado en zonas peligrosas porque, sencillamente, marcharse para ellos no era una opción. "Otros están refugiados en algún centro o clase compartiendo un lavabo y una ducha".

Escuela destrozada por un bombardeo en Járkov / Efe

La salud mental, otro de los problemas

"Conocí a una mujer de 72 años que tenía pesadillas porque había dejado el gato en casa. Esperaba poder volver pronto poder reconstruirla", comentaba. "La salud mental es un problema muy importante. Están exhaustos, hay mucha incertidumbre y se están quedando sin absolutamente nada". "Muchos son doblemente desplazados y, para la salud mental, es fuerte. También tenemos profesionales de la salud mental, trabajamos también muy cerca con la Cruz Roja y entrenamos a varios profesionales", detalla. Además, también señala que tienen gente trabajando en localidades como Bucha, Irpin o lugares donde se han producido masacres.

"Durante el conflicto, faltan medicamentos. Así, también llevamos insulina, material de cirugía y a los hospitales. Damos apoyo a las autoridades locales, así que si no tienen algunos suministros, intentamos proporcionarlos".

 

Imagen principal: un soldado ruso inspecciona la fábrica de Azovstal, en Mariúpol, después de meses de asedio / Efe