Aunque las encuestas apuntaban a un golpe sobre la mesa de la extrema derecha sueca en las elecciones celebradas ayer, la realidad ha sido que si bien los votos hacia Suecia Demócratas se han incrementado en estos comicios, no ha sido una victoria por mayoría absoluta, y si quieren gobernar lo tendrán que hacer con el partido Moderado, también conservador, pero con quien tendrán que ponerse de acuerdo para llegar a un pacto que les permita gobernar y pasar por delante de los Socialdemócratas. En las elecciones de este domingo, el partido de la actual primera ministra (la primera mujer a llegar a esta posición en Suecia), Magdalena Anderson ha sido el más votado, con el 92% del escrutinio, con un 30,5% de los votos, dos puntos más que el 2018.

50.000 votos de diferencia entre bloques

Así, los Socialdemócratas superan en 10 puntos la ultraderecha de Demócratas de Suecia, que obtiene un 20,7%, 3 puntos más que hace cuatro años. Ante su crecimiento, el partido que baja es el Moderado, con un 19% de los votos y pasaría a ser el tercer partido más votado. Su suma, más el resto de partidos de derechas (cristianodemócratas y liberales) suman el 49,7% de los votos, mientras que los Socialdemócratas y el resto de partidos que podrían pactar con ellos para evitar un gobierno encabezado por la ultraderecha suman un punto menos, el 48,8%. Hay que tener en cuenta que falta para contar el voto exterior.

La distancia que separa los dos bloques es así, muy reducida, ya que solo hay unos 50.000 votos de diferencia. Por lo tanto, se tendrá que esperar al resultado preliminar actualizado que se publicará el miércoles, donde sí que estará incluido el voto exterior y el voto por correo que no ha sido contabilizado en los datos de este domingo y que pueden resultar decisivos. Concretamente, la Autoridad Electoral de Suecia ha enviado este año hasta 160.000 papeletas a suecos que residen fuera de las fronteras de su país, pero no todos votan. Según los cálculos, lo hacen un 40% de los electores y, normalmente, los partidos de derechas suelen recibir más apoyos.

Un voto exterior que puede ser decisivo

Ahora, con esta diferencia tan ajustada a muchos suecos, les viene a la memoria el caso de las elecciones de 1979, cuando el bloque de izquierdas, liderado por Olof Palme, que fue asesinado tres años después, perdió los comicios por los votos del extranjero. Con todo, este ha sido el único momento histórico en que los votos exteriores han tenido un peso notable, en el resto de elecciones, su papel ha sido mucho menos relevantes. Por eso, lo todavía primera ministra, Magdalena Andersson, ha alertado que hay que esperar a que haya acabado el recuento para hacer una valoración real de los resultados, pero destacando que su partido ha hecho un buen papel.

Se deshace el cordón sanitario

Aunque la derecha pueda gobernar en Suecia, hoy por hoy, la realidad es más compleja, ya que la diferencia de solo un punto entre los dos principales partidos (ultras y moderados), empieza una gran batalla para decidir quién sería el primer ministro. Por votos, tendría que ser el líder del SD, Kimmi Åkesson, que se dedica a la política desde hace años, pero estaba aislado por el resto de formaciones, ya que el partido tiene unas fuertes raíces neonazis. Este tipo de cordón sanitario, que la derecha evita hacer en España con Vox, ha permitido que los Socialdemócratas gobiernen en Suecia en los últimos años, aunque la mayoría era de derechas.