El Papa, Francisco I, ha vuelto este lunes a Roma después de la gira por Latinoamérica donde ha visitado el Perú y Chile. Ha sido la cuarta vez que Francisco ha visitado su continente de origen, América del Sur, donde ha estado 6 días, desde el 15 hasta el 21 de enero. En el viaje papal ha destacado por la voluntad de denuncia y crítica del pontífice tanto hacia la Iglesia católica como hacia la política latinoamericana.

De cara a la iglesia, el Papa ha reiterado varias veces su voluntad de erradicar los abusos a menores dentro del seno de la Iglesia católica y su tolerancia cero, siguiendo la política iniciada por Benedicto XVI, con los miembros que sean encontrados culpables de abusar a menores. En este sentido ha puesto como ejemplo al sacerdote chileno Fernando Karadima, quien fue suspendido de por vida por abusos a menores, Francisco aprovechó este momento para pedir disculpas a todas las víctimas de Karadima y a sus familias a los que pidió "evidencias" de los abusos. Al mismo tiempo, ha defendido el arzobispo Juan Barros, acusado por el mismo caso como cómplice de Karadima, alegando que no se ha presentado ninguna evidencia que sustente las denuncias contra él.

Durante el viaje, Bergoglio también ha sido duro contra la política de varios países latinoamericanos, como el Perú o Brasil, afirmando que la política en el continente está "muy enferma" por culpa, especialmente, de la corrupción. Evidenciado por el caso de la empresa de construcciones brasileña Odebretch, que ha sido acusada de sobornar a varios gobiernos sudamericanos, aunque el pontífice también ha dicho que este caso es sólo una parte muy pequeña y es sólo un ejemplo de todos los problemas que tiene la política en el continente. De la política peruana ha criticado que algunos de los últimos presidentes del país han sido encarcelados por corrupción u otros delitos, como Alberto Fujimori, excarcelado recientemente, u Ollanta Humala, que se encuentra en situación de prisión preventiva.

Además, el Papa también ha denunciado, durante el viaje, la opresión que están recibiendo los indígenas amazónicos por culpa de intereses económicos y la corrupción y se está destruyendo sus territorios, afirmando que nunca han sido tan amenazados como ahora.