El papa Francisco ha nombrado este sábado en trece nuevos cardenales, entre los cuales hay el primer afroamericano que ocupará este cargo. Se trata de Wilton Gregory, obispo de Washington originario del South Side de Chicago.

Los 13 nuevos cardenales, de los cuales hasta nueve podrán participar en un cónclave, han sido nombrados en un acto con solo uno centenares de fieles que lo han seguido a distancia como medida de prevención por la pandemia de la Covid-19.

Entre los nuevos cardenales también encontramos el obispo español de Santiago de Chile, el español Celestino Aós, y el obispo de San Cristóbal de las Casas (México), Felipe Arizmedi Esquivel.

La advertencia del Papa

Francisco ha invitado a su homilía a los nuevos purpurados "a estar siempre vigilantes para permanecer" en el camino de Dios porque, ha añadido, "con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino".

También ha lamentado que algunos, "a veces, sin darse cuenta de ello, utiliza el Señor para promoverse a sí mismo". "Pensamos en las tantas clases de corrupción en la vida sacerdotal", ha comentado en un momento en que un escándalo financiero salpica el cardenal Angelo Becciu, hecho por el cual  Francisco lo destituyó de su cargo y lo privó de sus derechos cardenalicios.

"Así, por ejemplo, el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, se puede convertir, por el espíritu mundano, en el de una distinción eminente", ha dicho al Papa, que ha añadido: "Y tú no serás el pastor próximo si solo escuchas la palabra eminencia (cómo se les llama a los cardenales). Cuando sientan solo eso estarán fuera del camino".

Un acto diferente

A causa de la pandemia solo unos pocos familiares y amigos de los cardenales han podido participar en la ceremonia y tampoco estarán las tradicionales visitas de cortesía que se organizaban después del acto. Tampoco se ha dado el tradicional abrazo entre los cardenales al final de la celebración.

Durante la ceremonia, los purpurados se han acercado al papa uno a uno, algunos con mascarilla y otros no, y se han arrodillado ante él recibiendo el anillo cardenalicio, "símbolo de su nuevo compromiso universal con la Iglesia"; la birreta cardenalicia, "encarnada en memoria de la sangre de los mártires que dieron su vida para defender su fe" y se les ha asignado una diaconía, una parroquia de la capital.