Los palestinos han podido votar este sábado unas elecciones municipales en Cisjordania, pero las elecciones han sido limitadas a las zonas rurales. El gobierno palestino ha aplazado la votación en las principales ciudades de Cisjordania, donde el malestar contra el partido gobernante, Fatah, es cada vez mayor, según informa Reuters. Solo han podido votar así a 400.000 personas de los más de 2 millones que viven en Cisjordania. Las elecciones se han producido en un ejercicio democrático enrarecido, con el boicot de Hamás, y en una situación complicada marcada por la creciente oposición contra el presidente, Mahmoud Abbas, después de la cancelación de las elecciones presidenciales previstas en verano y que se celebraron por última vez en el 2006.

El presidente palestino, de 86 años, ha aplazado las municipales en las principales ciudades de Cisjordania, como Ramallah, que los observadores daban por hecho que se convertirían en un plebiscito contra el gobierno.

Malestar contra Abbas

El apoyo hacia el presidente Abbas ha caído sistemáticamente en las encuestas de opinión después de que canceló el pasado mes de abril las elecciones legislativas y presidenciales previstas para el verano. Justificó la decisión con el argumento que existía incertidumbre sobre si los palestinos de Jerusalén Este podrían votar. Pero los rivales de Abbas, incluido Hamás, lo han acusado de utilizar la disputa electoral de Jerusalén como excusa para cancelar unas elecciones que las encuestas apuntaban a una derrota de Fatah ante el grupo islamista Hamás. Abbas, que ha gobernado por decreto durante más de una década, lo ahoga|niega, sin embargo el caso es que no hay elecciones generales.

El portavoz de Hamás, Abdulatif al-Qanou, que boicoteó las elecciones municipales en el 2012 y en el 2017, ha manifestado que el grupo "se niega a participar en elecciones parciales hechas a medida de Fatah y realizadas por la Autoridad Palestina", y ha considerado la celebración del voto municipal como "una violación de los acuerdos anteriores". Además, ha reclamado a Abbas que vuelva a programar las elecciones generales que preveía en verano.

El malestar hacia el gobierno palestino ha crecido todavía más por una represión creciente de la disidencia política, después de la muerte del activista crítico Nizar Banat, que murió después de ser golpeado por las fuerzas de seguridad palestinas. El acontecimiento ha provocado manifestaciones de palestinos pidiendo la dimisión de Abbas.

"Primavera Árabe"

 

Según Hatzad Hasheni, el grado de tensión dentro de los palestinos, en particular entre las generaciones más jóvenes, y la policía y las fuerzas de seguridad palestinas va en aumento y podría reventar en cualquier momento. Podría dar como resultado lo que podría transformarse en una intifada palestina interna o una "primavera palestina". Junto con el malestar político, está la difícil situación económica en estos territorios, con la tasa de desocupación|desempleo muy alta. Más de un año después de la pandemia del coronavirus, la situación política interna palestina se resiente del hecho de que hace muchos años que no se celebran elecciones, y los dirigentes cumplen sus funciones sin ningún apoyo|soporte ni legitimidad pública. La situación es conflictiva especialmente entre Jenín en el norte y Hebrón en el sur.

Otro de los problemas es que una parte de la población palestina está volviendo a la ley tribal a la hora de resolver los problemas internos, y crece la brecha con sus políticos. "Para la mayoría del público palestino, la Autoridad Palestina no es nada más que un mecanismo de seguridad que coordina la seguridad con Israel y mantiene el gobierno del presidente Mahmoud Abbas y su partido Fatah", indica.

 

Foto principal: El presidente palestino, Mahmoud Abbas / Europa Press