La ONU no ha confirmado con uno no rotundo que vetará la entrada a los talibanes dentro de su asamblea. De esta manera, dejará que la rumorología corra en los próximos días mientras se lo piensa a pesar de la negativa de algunos de sus miembros representados por los máximos mandatarios de los países que lo integran.

El debate se evidenció durante la Asamblea General de Naciones Unidas que se celebra hasta el lunes en Nueva York. Los talibanes pidieron participar en nombre de Afganistán, pero el embajador de gobierno derrocado se reivindica como representante de país.

Un "espectáculo" de los talibanes en la ONU "no aportaría nada", ha cerrado filas el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas. "La Asamblea General de Naciones Unidas no es el marco apropiado para eso", ha indicado. "Hay que hablar con los talibanes. Por eso ha numerosos canales que se han creado en estas últimas semanas", ha añadido. Y más voces: "En un momento dado, los talibanes tienen que escoger entre dinero y normalización, o aislamiento absoluto", resumía la semana pasada un diplomático europeo bajo anonimato.

Otros, piden en la ONU que se lo piense. Qatar, notable mediador entre talibanes y Occidente, lanza un discurso similar. Con respecto a China, mantiene una postura prudente aunque tiene intereses al designar interlocutores legítimos y oficiales en Kabul: "Incluso aunque Pekín no acabe de confiar en los talibanes, no tendría que esperarse mucho tiempo antes de reconocerlos oficialmente", escribía a principios de septiembre Derek Grossman, especialista de defensa para la Rand Corporation de Washington.

Voces a favor del reconocimiento

El secretario general António Guterres recordó el 10 de septiembre la posibilidad de acordar "instrumentos financieros" con Kabul, independientemente de las sanciones en curso de la ONU o de los Estados Unidos: "No hablo de levantar sanciones o de reconocimiento, hablo de medidas dirigidas a permitir que la economía afgana pueda respirar", ha indicado.

Más recientemente, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, ha considerado necesario discutir con los talibanes. E incluso el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ha abierto la puerta a tener relaciones y contacto con ellos.

La justificación de Borrell radica en la necesidad "de evacuar los nacionales y afganos" aunque ve también otros objetivos. Así pues, pide "la creación de una plataforma política regional junto con los vecinos de Afganistán" con el propósito de "gestionar los flujos de población procedentes de Afganistán, la prevención de la propagación del terrorismo, la lucha contra el crimen organizado, incluido el tráfico de drogas, y el contrabando de seres humanos". 

El cambio, con poco más de un mes desde que asaltaron el poder, ha estado de 360 grados por el lado internacional.