Mosul era la segunda ciudad más importante de Iraq, cuando Daesh le cogió el control el año 2014. Desde entonces, se había convertido en una pieza clave del control del queridamente nombrado Estado Islámico. Dos años más tarde, sin embargo, las milicias kurdas del Iraq han tirado una mayor ofensiva para conseguir recuperar el control de la ciudad. Este es el último feudo que Daesh tiene en el país.

La lucha, sin embargo, se prevé larga y compleja. Primero los 4.000 combatientes que están involucrados en la ofensiva intentarán recuperar el control de algunas poblaciones junto a Mosul. Será el paso previo para recuperar el control de la ciudad. Hoy ya han recuperado la ciudad cristiana de Qaraqosh, a unos 13km de Mosul.

La probable pérdida de Mosul por parte de Daesh es un hecho muy importante. La ciudad es un punto estratégico. Mosul quiere decir enlace en árabe, y realmente, el nombre es acertado. Es un eje de comunicaciones entre varios países: Iraq, Siria y Turquía. Además, es la segunda ciudad más grande Iraq, con 1'8 millones de personas y muy rica étnicamente: es mayoritariamente sunnita, en una zona mayoritariamente curda, y con mezcla de curdos, cristianos, turcmans y chiitas.

Los Estados Unidos e Italia, que participan el la operación de liberación de la ciudad iraquí, confían en que Estado Islámico sea derrotado en esta zona y creen que será un hito importante. Más allá va el gobernador de Nínve, provincia de la que forma parte Mossul, que asegura que una vez recuperado será "un golpe mortal" para Daesh.

La ONU, sin embargo, alerta de que esta batalla podría provocar "una gran catástrofe" y convertirse en "la más larga y compleja situación humanitaria" durante el 2017. El jefe de la misión de la Organización Internacional de las Migraciones (OMI) en el país, Thomas Lothar Weis, ha advertido que esta ofensiva dejaría "centenar de miles de desplazados" que abandonarían la ciudad durante las semanas y meses que dure la campaña militar, lo que podría provocar una "enorme crisis humanitaria en el 2017".