Ayer se acabó la visita del presidente de los Estados Unidos a Cuba, que ha marcado el fin de la guerra fría. El discurso de Barack Obama sirvió para fijar las posiciones hacia el nuevo clima de distensión entre los dos países. Obama dejó mensajes y gestos a favor de la reconciliación, apeló a la apertura democrática y también al respeto de los derechos humanos.

Es el primer presidente de los Estados Unidos que durante su mandato visita la Cuba castrista, y que certifica su deshielo dejando atrás "los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas" y extendiendo "una mano de amistad".

"Creo en el pueblo cubano", proclamó en castellano Obama en un vibrante discurso con el cual se dirigió directamente a los habitantes de la isla y que pronunció en presencia del presidente de Raúl Castro en un repleto Gran Teatro de La Habana, que ha sido uno de los platos fuertes de su visita.

Allí Obama subrayó, también en castellano, que "el futuro de Cuba está en manos del pueblo cubano", reiteró su reconocimiento a que la política de aislamiento que practicó su país durante más de cinco décadas fue fallida, y apostó por el futuro de la isla encarnado en las generaciones más jóvenes.

De cara a los críticos con la visita del presidente a Cuba, Obama prometió que seguirá denunciando "decididamente" las violaciones de derechos en Cuba, pero también advirtió que continuar con el aislamiento dificultaría cualquier cambio en la isla.

Hoy Obama ya ha viajado hacia Argentina donde realizará una visita de dos días que pretende perseguir la reactivación de la confianza mutua y la cooperación entre las dos naciones.