La posibilidad de una intervención norteamericana para derrocar el régimen de Nicolás Maduro -encubierta bajo el argumento de una guerra contra el narcotráfico con asesinatos sumarios en el mar, rechazados por la comunidad internacional- crece cada día en medio de la tensión militar y política que ha supuesto el despliegue militar de los Estados Unidos en aguas del Caribe que rodean Venezuela, el más importante desde la invasión de Panamá en 1989. El anuncio de la operación Lanza del Sur, acompañado del envío del portaaviones más grande y moderno del mundo, el USS Gerald Ford, ha sido un gesto simbólico que marca un punto de inflexión en las tensiones entre la administración de Donald Trump y el presidente de Venezuela, al que acusan de narcotráfico. Trump ha declarado públicamente que ya ha tomado una decisión sobre qué hacer respecto a Venezuela, aunque ha mantenido un fuerte nivel de ambigüedad estratégica y no ha revelado detalles específicos sobre una posible acción. En reuniones con altos mandos del Pentágono, se ha analizado una amplia gama de opciones militares, que incluyen operaciones encubiertas y ataques terrestres o aéreos, pero aún no hay una confirmación oficial de un ataque directo en territorio venezolano. La Casa Blanca y el Pentágono evitan pronunciarse, pero en Venezuela contienen la respiración y ya se preparan para lo peor, y el ministro de defensa, Vladimir Padrino López anunció este martes un “despliegue masivo” de fuerzas terrestres, marítimas, aéreas, fluviales y de misiles, así como de milicias civiles en todo el país, para contrarrestar lo que considera una amenaza para el gobierno de Nicolás Maduro, que incluso ha implorado al pueblo norteamericano que frene las intenciones de Trump y “pare la mano enloquecida de quien ordena bombardear, matar y llevar una guerra a Sudamérica, al Caribe”. Pero, si se confirmara un enfrentamiento militar directo, ¿qué opciones tendría Venezuela, el David de esta historia, frente al Goliat norteamericano?

La evaluación de un hipotético enfrentamiento

La metáfora de la historia bíblica del enfrentamiento de David contra Goliat, en este caso, no tendría el mismo final. El joven pastor israelí fue capaz de derrotar al gigante guerrero filisteo con una honda y una piedra -y una buena puntería-, pero esta leyenda que simboliza la victoria del débil sobre poderoso es una quimera imposible extrapolada a un hipotético enfrentamiento entre Venezuela y los Estados Unidos, que posee un poder militar muy superior en términos de tecnología, capacidad aérea, naval y financiera. El portal GlobalMilitary.net, que hace un seguimiento de las fuerzas militares mundiales a través de OSINT (Inteligencia de Fuentes Abiertas), ha hecho una evaluación de un hipotético enfrentamiento entre los dos países a través de la recopilación de datos públicos verificables sobre personal militar, equipamiento, presupuestos de defensa, bases, capacidades tecnológicas y comparaciones entre países. La conclusión es que “la disparidad en la capacidad militar es absoluta. Los Estados Unidos podrían desmantelar el poder convencional del ejército venezolano con una velocidad abrumadora y con pérdidas mínimas. La única estrategia viable de Venezuela es disuadir la intervención elevando los costes políticos y económicos mediante tácticas asimétricas y alianzas extranjeras”

La comparación militar de los dos países

La capacidad militar de Venezuela en comparación con los Estados Unidos es abismalmente inferior. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) es un ejército principalmente terrestre con importantes limitaciones logísticas, tecnológicas y financieras, mientras que los Estados Unidos destacan por un poder militar global, capacidades avanzadas y recursos prácticamente sin comparación en todas las dimensiones. Venezuela cuenta actualmente con aproximadamente 343.000 tropas activas, orientadas sobre todo a la seguridad interna y la defensa territorial orientada sobre todo a la seguridad interna y la defensa territorial; unos 180 carros de combate principales, 228 aeronaves militares, incluyendo 54 cazas rusos Sukhoi (SU-30) y 44 buques militares con una función principal como patrulla litoral y sin portaaviones ni bombas nucleares, apenas algunos misiles Buk. Además, afronta limitaciones por equipos obsoletos, falta de modernización y una baja disponibilidad debido a la falta de repuestos y del mantenimiento limitado, además de restricciones presupuestarias, con un presupuesto militar de unos 763,6 millones de dólares, lo que representa apenas un 0,2% de su PIB.

En contraste, los Estados Unidos tienen una fuerza militar de aproximadamente 1,4 millones de tropas activas, más de 4.600 carros de combate principales, cerca de 13.000 aeronaves (con más de 3.300 cazas y 135 bombarderos) y 471 buques militares, incluidos 11 portaaviones y 69 submarinos. Su presupuesto militar supera los 997.000 millones de dólares, equivalente al 3,4% de su PIB, con capacidades tecnológicas avanzadas, alcance global y un poder nuclear significativo, con 5.277 ojivas nucleares, de las cuales 1.770 están desplegadas y operativas.

La desesperada llamada de Maduro

Así, Venezuela por sí misma no tiene ninguna capacidad militar para hacer frente a un ataque estadounidense, pero Maduro ha hecho una llamada desesperada al pueblo estadounidense a frenar la "locura" de Trump", y también al "pueblo venezolano a defender la nación" con una movilización popular, incluyendo la preparación de una guerrilla urbana para sabotajes y resistencia en caso de conflicto. Además, firmó un decreto que le otorga poderes excepcionales para movilizar al ejército, controlar servicios públicos y sectores estratégicos clave como la industria petrolera ante una intervención. Su discurso enfatiza la unidad militar y civil ante la amenaza, apostando por la cohesión moral y el compromiso del pueblo para resistir cualquier intento de agresión. El presidente venezolano también ha hecho una llamada de apoyo internacional para la defensa de la soberanía venezolana. El pasado octubre, Maduro envió una carta confidencial al presidente ruso Vladímir Putin pidiendo apoyo militar ante la amenaza estadounidense. En su carta, Maduro pidió reparar aeronaves Sukhoi, modernizar sistemas de radar y obtener misiles antiaéreos y 'soporte logístico' a través de un plan de financiación de tres años gestionado por la corporación estatal rusa Rostec. El documento también confirma gestiones paralelas ante China e Irán. Caracas habría pedido a Pekín "expandir la cooperación militar" y acelerar la entrega de sistemas de detección de radar fabricados por empresas chinas. Al mismo tiempo, el ministro de Transporte, Ramón Celestino Velásquez, habría coordinado con Teherán el envío de equipamiento militar, drones y sistemas de interferencia GPS