La canciller alemana, Angela Merkel, volverá a vivir este domingo una jornada electoral incomoda. Si hace dos semanas la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller recibía un revés en el estado de Mecklemburg-Anteporemania, al verse superada por la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), ahora volverá a retroceder en la ciudad-estado de Berlín y quedará en la oposición.

Según las encuestas, no será una humillación comparable con aquellas regionales, pero sí saldrá la más perjudicada. Berlín, ahora gobernada por los socialistas (SPD) y la CDU de Merkel, pasará posiblemente a tener un tripartito socialdemócrata. Los sondeos vuelven a dar la victoria a los socialistas, aunque retrocediendo hasta cinco puntos (23%), los conservadores pasarían del 23% al 18%, mientras que a los Verdes les pronostican un 15% y a La Izquierda un 14'5%.

A todo eso, se le tienen que sumar los resultados de la derecha radical AfD, que podría sacar un 14%. No es el 20,8% de las regionales de principios de septiembre, pero volverán a encender las alarmas en el partido conservador de Merkel y le complicarán el camino hacia las generales, que se tienen que celebrar justo el año que viene. El voto de la ultraderecha es el voto de la protesta, el voto contra la política de la canciller con los refugiados y el del miedo al terrorismo islámico. Un voto, pues, de absoluta protesta hacia el gobierno de la canciller.

La sombra de las generales de 2017

Además, no es la única presión que tiene Merkel de cara a su reelección. También sus socios de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), homologa de la CDU en esta parte del país, le piden un giro hacia la derecha en sus políticas. De hecho, no sólo le piden, sino que la amenazan con no darle apoyo si esta opta a la reelección.

Los sondeos de cara a las generales, sin embargo, siguen dándole una clara ventaja con respecto a los socialistas. Una encuesta difundida esta semana por el instituto Forsa pronosticaba para el bloque conservador un 32%, mientras que el SPD conseguiría un 23% y la derecha radical de AfD se alzaría como tercera fuerza, con un 13%. Si se cumpliera el sondeo, sin embargo, estas serían las peores perspectivas de Merkel desde 2012. De hecho, un año después, en 2013, las encuestas le daban una mayoría absoluta.

La crisis de Merkel

Este viernes Angela Merkel, en la reunión informal de los jefes de estado y de Gobierno de la Unión Europea en Bratislava, decía que la UE "está en crisis". No faltan razones para justificar esta afirmación, pero tampoco faltan para decir que ella misma y su partido tampoco están en su mejor momento. La crisis migratoria ha puesto en duda a Europa, pero también a la canciller dentro de su propio electorado.

Si el año 2012 la extrema derecha era un partido euroescéptico que no consiguió entrar en el parlamento alemán, ahora esta formación sí ha conseguido capitalizar los votos de la protesta y la frustración, con un mensaje abiertamente xenófobo. Entonces el AfD no era la fuerza emergente que es ahora, y Merkel tenía cerrado y sellado el acuerdo con los socios de Baviera. Ahora todo eso se le podría girar en contra.