Emmanuel Macron espera ser Jacques Chirac y conseguir conquistar el Palau de l'Elíseo el próximo 7 de mayo en la segunda vuelta de las presidenciales donde se enfrenta a Marine Le Pen. La realidad francesa, sin embargo, no es la misma que en 2002 y el final podría no ser el esperado por el exministro socialista y ahora candidato del partido En Marché!. En aquella ocasión, el expresidente francés ganó al padre de Marine Le Pen, Jean-Marie Le Pen, acumulando todo el voto de rechazo a la extrema derecha que representa el Frente Nacional y superando la segunda vuelta de las elecciones con un 82%.

Las encuestas auguran ahora una victoria cómoda de Macron, pero ni mucho menos tan amplía como la de Chirac, otorgándole un 60% de intención de voto. Además, las encuestas también dan posibilidades a la líder del Frente Nacional de arañar votos en izquierda y derecha, y la candidata hará todos los esfuerzos por conseguirlo. Le Pen jugará la carta de la inmigración y la seguridad para seducir la derecha, y la de la antiglobalización, para conseguir al votante más de izquierdas.

Este domingo, el europeísta Macron consiguió pasar por delante de Le Pen y ganar la primera vuelta con un 23,86% de los sufragios (8,5 millones de votos). La distancia con la eurófoba y proteccionista Le Pen, sin embargo, no fue muy amplia. La ultraderechista quedó segunda con el 21,43% (7,6 millones). Con los otros 9 candidatos eliminados, empieza ahora la tarea de seducir al resto de votantes. Sobre todo, los que se repartieron entre los dos principales candidatos derrotados, el conservador François Fillon (19,94%, 7,1 millones) y el de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon (19,62%, 7 millones).

Macron, la alternativa a la ultraderecha

Macron espera conseguir el voto de rechazo a Le Pen y, de hecho, ya presume de haber conseguido tanto el apoyo del grande derrotado de la noche, el candidato socialista Benoit Hamon, como el del candidato republicano y ya ahora dimitido, François Fillon. También la Unión Europea lo ve como su candidato, por su perfil europeísta del exbanquero de 39 años, y por las posibilidades que tiene de cerrar el paso a la extrema derecha, una de las grandes amenazas del viejo continente.

Además, Macron también ha recibido el apoyo de François Hollande, aunque está para ver si este último es un apoyo positivo debido al alto nivel de impopularidad del mandatario socialista. Macron, que fue ministro de Hollande (2014-2016), será acusado por sus adversarios como su "heredero".

La carta de Le Pen

Le Pen, sin embargo, no se rinde ante las malas encuestas y espera conseguir parte del electorado de derechas Fillon, el más preocupado por la inmigración y la seguridad ante el terrorismo, y el de la izquierda radical de Mélenchon, el más crítico con los efectos de la globalización. De hecho, la ultraderechista se presenta como la candidata contra "la globalización salvaje" y la protectora de las clases trabajadoras del país, las cuales pretende beneficiar blindando las fronteras para frenar la inmigración, promoviendo el proteccionismo y abandonando el euro.

Un discurso que ha calado de lo lindo en el nor-est y en el sur-este del país, especialmente en las zonas rurales, las más afectadas por el paro y la desindustrialización. Ahora Le Pen, con los 7,6 millones de votos que ha conseguido y con el mejor resultado de la ultraderecha en la historia de Francia, intentará jugar cartas parecidas a las del actual presidente de EE.UU., Donald Trump, en las pasadas elecciones y en las de la campaña en favor del Brexit, para conseguir hacerse con el Elíseo.