La policía birmana, actuando en nombre de los militares que este lunes perpetraron un golpe de estado, ha detenido en Win Htein, una figura clave del partido ganador de las elecciones, la Liga Nacional por la Democracia (LND).

El arresto del político veterano ha ocurrido en Rangún, pasada la medianoche, sumándose a las más de 147 personas que han sido detenidas desde el lunes. Entre ellos se encuentra la Premio Nobel de la Paz y líder de facto Aung San Suu Kyi, de quien Htein es próximo y que también sufrió la anterior dictadura militar entre rejas.

Desobediencia civil

Antes de ser detenida por el Ejército el lunes, la líder de facto Suu Kyi animó en la resistencia civil de la población en un comunicado en Facebook, la red social que ahora ha sido bloqueada por los militares. Arran de eso, el gobierno legítimo de Birmania ha recibido muestras de apoyo y protestas ante las embajadas en otros países asiáticos. Además, los birmanos han empezado a dar señales de resistencia civil.

Aunque la población está sometida al toque de queda y a patrullas militares permanentes, desde el lunes se escucha el sonido de los cláxones y de las caceroladas por las calles de la antigua capital, Rangún, que ahora llegan hasta otras poblaciones del país.

Los trabajadores sanitarios birmanos han empezado a lucir lazos rojos en las batas como símbolo de la protesta, y son muchos los que también han reducido su trabajo al trabajo esencial.

médicos enfermeres birmania resistencia deobediència civil EFEFoto: los trabajadores sanitarios birmanos se manifiestan en contra del golpe de estado / Efe

 

Además, centenares de docentes y estudiantes se han concentrado en la Universidad de Dagon, situada en el norte de Rangún, entre pancartas y canciones de protesta, como acción de desobediencia civil. Los manifestantes piden la liberación de los políticos y activistas detenidos, reclamando las consignas "protegemos la democracia" y "respetáis nuestros votos".

 

El golpe de estado reabre viejas heridas

El pasado lunes, el Ejército birmano liderado por Min Aung Hlaing y por el hasta ahora vicepresidente Myint Swe bloquearon lo que tenía que ser el primer día de legislatura después de las elecciones.

Los militares alegaron que el alzamiento era "inevitable" después de que el partido de Suu Kyi ganara las elecciones del pasado noviembre con más del 80% de los votos.

Las elecciones no estuvieron exentas de controversia, tanto por las acusaciones en el LND de irregularidades electorales por parte de la oposición formada por militares, como por las sospechas de genocidio de la minoría musulmana rohingya y la supresión de su voto.

En el caso de este último intento de regeneración democrática, los puntos débiles eran perceptibles desde el principio. Con el fin de restaurar la paz en el país, la constitución otorgó poderes a los militares para que escogieran al vicepresidente, el cual ahora ha sido clave en el golpe de estado.

El alzamiento militar del lunes evidencia la dura realidad: después de ganar la independencia del Reino Unido en 1948, el estado birmano ha luchado por introducir la democracia y desprenderse definitivamente del autoritarismo. A pesar de eso, la reciente historia es plagada de genocidio, intentos de elecciones y golpes de estado. La transición democrática por las antiguas colonias no ha estado en ningún caso fácil. Los acontecimientos de esta semana revelan las secuelas de un estado golpeado por el imperialismo y que, igual que en muchos países asiáticos, siguen siendo instrumentales en el presente.

 

Vuelve la pesadilla

Los birmanos viven con un recuerdo muy próximo de la opresión de la dictadura militar, que duró desde 1988 hasta el 2011. Además, el golpe de estado del lunes ha hecho recordar a la población los horrores de los múltiples alzamientos militares de los últimos diez años.

Por otra parte, la líder Suu Kyi vuelve a vivir la pesadilla del arresto domiciliario, donde se supone que es ahora retenida, una condena que ya sufrió durante casi quince años y que los militares lo imponen de nuevo.

 

Foto principal: estudiantes y docentes practican la desobediencia civil a Birmania / Efe