La justicia francesa ha ratificado la pena de tres años de prisión al expresidente Nicolas Sarkozy por un delito de corrupción y tráfico de influencias. De esta manera se confirma la sentencia que se le impuso en marzo de 2021 en primera instancia. Dos años atrás, su condena ya fue de tres años de prisión, dos exentos de cumplimiento, por un delito cometido en el 2014, dos años después de abandonar el poder, cuando, según la sentencia, utilizó su influencia para obtener beneficio en otra causa. La confirmación es una jarra de agua fría, pero en su defensa todavía puede recurrir una vez más.

Sarkozy es el primer exjefe del Estado condenado a una pena de prisión efectiva, pero no ingresará en la prisión, porque el tribunal precisó en su condena que puede cumplir la pena en arresto domiciliario y con un brazalete electrónico. Sin embargo, no es el único condenado por la justicia a prisión, pero no efectiva. Es el caso de Jacques Chirac, quien fue condenado a dos años por un caso de trabajos ficticios en el Ayuntamiento de París.

Promesas al salir del Elíseo

Todo este caso salió a la luz a raíz de unas conversaciones telefónicas intervenidas por la policía en 2014 entre Sarkozy y su abogado, Thierry Herzog, en la que se desprendía que habían contactado a Gilbert Azibert, entonces miembro del Tribunal Supremo, para obtener información en otra causa abierta contra el expresidente a cambio de ayudar al magistrado a conseguir un lugar en Mónaco. La sentencia recoge la "particular gravedad" del delito cometido por Sarkozy por su condición de expresidente, que "se sirvió de su cargo y de sus relaciones" para "a su interés personal", lo cual llena de descrédito un cargo que, por la Constitución, le otorga el poder de equilibrio de la justicia.

Aunque Sarkozy siempre ha negado su culpabilidad, ya solo le queda la vía del Tribunal Supremo para poder demostrarla. Tiene cinco días para presentar este recurso. Se trata de un nuevo revés judicial para el hombre que presidió Francia entre el 2007 y el 2012, condenado también a una pena de un año de prisión en septiembre del 2021 por la financiación irregular de la campaña electoral para las presidenciales del 2012, según recuerda Efe. El expresidente también recurrió esta segunda condena, que será juzgada en apelación en noviembre que viene.

Por si no fuera suficiente, Sarkozy encara un tercer frente jurídico, ya que la Fiscalía Nacional Financiera solicitó la semana pasada que comparezca por la financiación de su campaña presidencial del 2007 con fondo del régimen libio de Muamar Gadafi.