José Eduardo dos Santos (Luanda, 1942) gobernó Angola con mano de hierro del 21 de septiembre de 1979 al 26 de septiembre de 2017. Estuvo 38 años en el poder, dirigiendo su país y también el partido oficialista, el Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), un grupo que él mismo había ayudado a crear en 1961. Aunque durante un tiempo defendió un régimen comunista para su país, a partir de 1992 apostó por el liberalismo. Él y su familia, especialmente su hija Isabel y su yerno, el congoleño Sindika Kongolo, se enriquecieron extraordinariamente. Se dice que Isabel dos Santos, a quién llaman "la reina del África" tiene una fortuna valorada en más de 3.000 millones de dólares (aunque hay quien opina que podría tener hasta 20.000). Mientras tanto, Angola es uno de los países más pobres del Planeta, y una buena parte de su población vive por debajo del umbral de la pobreza. En 2017 José Manuel Gonçalves Lourenço sucedió a Dos Santos al frente del país y del MPLA. Ahora, la justicia angoleña investiga la fortuna de Isabel dos Santos y José Eduardo dos Santos se ha alejado de la vida política angoleña. Vive en una gran mansión en Pedralbes, tal como ha relatado El Confidencial, que informa del caso Dos Santos a partir de una investigación coordinada entre varios medios de comunicación internacionales: el llamado Luanda Leaks, elaborado por la Plataforma para Proteger Denunciantes de África (PPLAAF) y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

De guerrillero izquierdista a presidente

Dos Santos empezó su carrera política en el Ejército Popular de Liberación de Angola, el brazo armado del MPLA. Pero estuvo poco tiempo en la guerrilla: gracias a su papel político obtuvo una beca para estudiar en Bakú, en Azerbayán, ya que la URSS daba apoyo a su partido. Estudió ingeniería del petróleo, una carrera que le sería de gran utilidad en el futuro, ya que Angola es un gran productor de crudo (es el segundo productor de África, y buena parte de sus exportaciones están constituidas por petróleo). En Bakú se casaría con su primera mujer, Tatiana Kubanova, y tendría con ella su primera hija: Isabel. Al retornar a Angola, en 1970, se mantendría dentro de la estructura militar y diplomática del MPLA y  en1974 entraría en el Politburó del partido. En el momento de la independencia sería nombrado ministro de Relaciones Exteriores. Desde su cargo potenciaría las relaciones con Cuba y con la Unión Soviética, que serían esenciales para la guerra civil que acababa de estallar entre la UNITA (una guerrilla que también había nacido como grupo independentista contra los portugueses y que se enfrentaba al MPLA con el apoyo de los militares sudafricanos).

La deriva totalitaria

La guerra civil fue el pretexto perfecto para instaurar un gobierno de partido único y para fuertes depuraciones de los sectores más zurdos del propio MPLA. Y como el enemigo contaba con el apoyo de la Sudáfrica del apartheid, el régimen comunista tuvo un amplio apoyo internacional. A la muerte del primer presidente del país, Agostinho Neto, Dos Santos fue elegido presidente del MPLA y presidente de la República. Consiguió frenar los ataques de la UNITA durante casi 30 años, gracias al apoyo militar cubano. Después de la batalla de Cuito Cuanavale, en la que las fuerzas cubanas y del MPLA derrotaron a la alianza entre la UNITA y los sudafricanos, se retiraron las fuerzas sudafricanas del país y con el fin de la guerra fría, se llegó a una salida negociada con la UNITA. En 1992 se implementó el pluralismo político y una economía de mercado. El MPLA ganó las primeras elecciones realizadas en el país. Pero la guerra no acabó; tras algunas matanzas de militantes de la UNITA, la guerra continuó hasta que en 2002 fue muerto Jonas Savimbi (el líder de la UNITA).

Dos Santos y el capitalismo

A partir de 1992 se procedió a la privatización de las empresas públicas. El giro hacia el capitalismo no fue acompañado de ninguna democratización: la presidencia del país reforzó su hegemonía y no se garantizó la división de poderes. Dos Santos ha sido acusado de enriquecerse en aquella época y, sobre todo, de enriquecer a su familia. El momento de máximo enriquecimiento vino con la privatización de los servicios públicos del país, que se hizo muy a menudo mediante decreto presidencial, sin ningún concurso público. Como informa El Confidencial, el 25% de las acciones de la telefónica Unitel Angola fueron a parar a manos de Isabel. La "reina" también controlaba los dos principales bancos del país, la cervecera, la operadora de televisión por cable, la principal empresa de supermercados, la venta de cemento, la principal empresa portuaria del país... Isabel dos Santos disfrutó de grandes préstamos estatales que no fueron devueltos. Y llegó a firmar multimillonarias transferencias de empresas del Estado que ella dirigía a empresas privadas suyas. También compró diamantes angoleños a precio inferior en el del mercado. Con el dinero extraído del petróleo, Isabel dos Santos creó un turbio entramado de holdings para ocultar su fortuna, para desplazarla a paraísos fiscales, y para conseguir participaciones en múltiples empresas europeas (desde el banco portugués EuroBIC a la energética portuguesa Galp). Su marido llegó a declarar que prefería "que la riqueza del continente acabe en manos de un corrupto negro que en las de un neocolonialista blanco" y ante las acusaciones de corrupción alegó que su familia era quien más impuestos pagaba en Angola. Pero el sucesor de Dos Santos, Lourenço, a partir de 2018, puso la lucha contra la corrupción entre sus prioridades. Y una de las primeras empresas a ser investigadas fue la petrolera Sonagol, que había sido presidida por Isabel dos Santos. Ahora, la justicia de Angola ha abierto toda una serie de causas contra la familia de Dos Santos. Isabel dos Santos, el mismo día que fue citada a declarar, huyó del país. A través de su Twitter, asegura que su riqueza se deriva de su habilidad para los negocios, y acusa a los "autócratas de Angola y de Venezuela" de perseguirla injustamente. El gobierno angoleño todavía no ha pedido la extradición de ningún miembro de la familia a través de Interpol.

Dos Santos en Barcelona

En 2016, cuando todavía era presidente, Dos Santos ya había estado en Barcelona. Se le había visto comiendo en el Asador de Aranda y en el Corte Inglés haciendo compras masivas. Había llegado con su avión personal y parece ser que había estado en la ciudad para arreglar la venta de la banca BPI. Se alojaba en una casa con piscina en la zona alta de la ciudad. Parece ser que no era la primera vez que pisaba la capital catalana, sino que iba periódicamente. En abril de 2019 Dos Santos, que empezaba a sentir la presión de su sucesor, se desplazó a Barcelona para instalarse allí. Algunos de sus hijos y nietos también se han marchado a Europa para escapar de la justicia angoleña. Sólo José Filomeno no lo ha podido hacer, porque las medidas cautelares de los tribunales angoleños se lo impiden. Dicen que Isabel dos Santos, la hija preferida y la más perseguida por la justicia angoleña, viaja periódicamente a Barcelona a ver a su padre (ella vive en Londres, en una mansión que vale 15 millones de euros). No se tiene constancia que la justicia española haya investigado las transferencias de dinero de la familia de Dos Santos hacia el Estado español.

Angola, cliente de España

Recordemos que Angola, durante los tiempos en que Dos Santos estuvo en el poder, fue un fiel comprador de armas a España y en 1992 la Guardia Civil entrenó a la policía de este país africano. Lo superespía Francisco Paesa, implicado en numerosos asuntos turbios, fue el enlace de venta de armas en el MPLA en tiempo de la guerra contra el UNITA. En realidad, la venta de armas a este país estaba prohibida por la ONU, pero el gobierno de Felipe González, a través de Luis Roldán, permitió la exportación de cañones, carros de combate y baterías antiaéreas, como se publicó en la revista Mientras Tanto. En realidad, la Audiencia Nacional, dentro de la trama DEFEX, también está investigando la venta de armas en Angola en los últimos años. Parece ser que desde esta empresa estatal española se habrían pagado sobornos a los funcionarios de este país. Dicen que se facturaron más de 150 millones por un material que sólo valía 50. Entre los implicados en el caso está Beatriz García Paesa, sobrina de Francisco Paesa, que actualmente está desaparecido.