Para entender la preocupación sobre las próximas elecciones de Estados Unidos de 2020 resulta básico echar la vista atrás, al ciclo electoral de 2016. En una fecha tan próxima a ese periodo como enero de 2017, un informe conjunto de la CIA, el FBI y la NSA confirmó que Rusia había interferido en esas elecciones presidenciales.

Según este documento, los objetivos de Rusia eran socavar la confianza de los estadounidenses en su sistema electoral y dañar la imagen de Hillary Clinton. Ahora, en la carrera electoral de 2020, William Evanina, director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad, ha acusado a China, Irán y Rusia de ser una amenaza para los comicios. Ha afirmado que China no quiere que Trump sea reelegido porque le considera “impredecible”, mientras que Rusia sí quiere que gane. Una forma de tratar de influir en estas elecciones es interferir en la información que circula sobre la campaña; se trata de un arte en el que los rusos se han convertido en auténticos expertos.

Conexión Facebook, Twitter

Entre enero de 2015 y agosto de 2017, Facebook detectó conexiones de la empresa rusa Internet Research Agency con 80.000 de sus publicaciones a través de más de 470 cuentas distintas. Del mismo modo, se vincularon 50.258 cuentas de Twitter con bots rusos (cuentas programadas para compartir información falsa) durante el periodo electoral de 2016. Esos bots estuvieron detrás de más de 3,8 millones de tweets, en torno al 19% del total de los relacionados con las presidenciales de 2016. Aproximadamente el 80% tuvieron un comportamiento que favoreció a Donald Trump, y la mayoría usaban hashtags como #donaldtrump, #trump2016, #neverhillary o #trumppence16.

Pero ¿por qué habría trabajado Rusia para apoyar a Donald Trump en 2016? Una de las hipótesis es el desprecio que sentía Vladimir Putin por Hillary Clinton, y que se remonta a diciembre de 2011, cuando tuvieron lugar disturbios en Moscú después de que Putin anunciara que se presentaría de nuevo a las elecciones presidenciales de marzo del año siguiente. En ese momento, el Kremlin acusó a la entonces secretaria de Estado de azuzar las protestas y de interferir en los procesos electorales rusos.

Redes desmanteladas

De cara a las elecciones de 2020, parece que Rusia estaría volviendo a apoyar la candidatura de Trump frente a Joe Biden y al Partido Demócrata, al que percibe como hostil a sus intereses. Cabe recordar que en 2014, en su etapa como vicepresidente de Estados Unidos, Biden tuvo un papel importante en la política de sanciones contra Rusia tras su anexión de Crimea.

A la vista de esta información, ¿qué puede esperar Estados Unidos de este nuevo ciclo electoral? Hacia finales de agosto de este año Facebook ya había desmantelado tres redes de bots que difundían información falsa. Dos eran rusas, y la otra pakistaní. Desde 2017 Facebook ha desmantelado docenas de estas redes vinculadas a Internet Research Agency.

Esta empresa ha creado recientemente una nueva página web, Peace Data, que se define como una organización periodística internacional. En dicha página se pueden encontrar noticias falsas tanto sobre Joe Biden como sobre Donald Trump, por lo que parece que su objetivo sería dividir aún más a los estadounidenses.

Además de cerrar cinco cuentas vinculadas con Rusia, Twitter ha anunciado que prohibirá la presencia de Peace Data en su plataforma.

Hackers rusos

El 10 de septiembre, Microsoft advirtió a responsables de la campaña de Biden que había hackers rusos que trataban de acceder a los servidores de la agencia de comunicación estadounidense SKDKnickerbocker, utilizada por muchos candidatos demócratas.

Algo similar ocurrió en 2016, cuando correos electrónicos de Hillary Clinton fueron publicados durante la campaña. Pero mientras que los demócratas exigen a la Casa Blanca que reconozca las interferencias de Rusia y le imponga sanciones, Trump da la espalda a este asunto y acusa a China de alimentar las manifestaciones y las divisiones raciales del país.

A pesar de que faltan datos y la perspectiva necesaria para hacer un análisis integral de esta campaña, debería tomarse en serio la amenaza que suponen los bots. Según la socióloga de Harvard Kathleen M. Carley, una noticia falsa circula seis veces más rápido por las redes sociales que una información verificada. Las noticias falsas se comparten de forma rápida y continua a través de una red de cuentas (igualmente falsas) programadas para ello. Y en lo que respecta al mensaje, la cantidad es más importante que la calidad, porque uno de los objetivos es ahogar las noticias reales en un flujo continuo de fake news.

Si los usuarios no se suscriben a una historia falsa, los bots dejan de compartirla. Sin embargo, si a los usuarios les gusta mucho y la comparten, los bots se asegurarán de distribuirla lo más posible en un corto periodo de tiempo para multiplicar su eco en redes sociales. Al mismo tiempo, si se desactiva una cuenta, se creará otra en su lugar. Se trata, por tanto, de un fenómeno endémico que siempre se regenera, por más que las plataformas traten de erradicarlo.

Presidente cómplice

En un contexto político como el actual, en el que el propio presidente Trump a menudo comparte él mismo noticias falsas, el trabajo de los bots es todavía más sencillo. Como afirma el periodista y analista político Joshua Yaffa, a los bots rusos no les hizo falta crear las polémicas relativas al voto por correo o las protestas de Black Lives Matter. Lo único que tuvieron que hacer fue compartir de forma masiva noticias que exacerbaban unas tensiones ya presentes en la propia sociedad estadounidense.

En abril de 2018 Reddit expulsó a cerca de 1.000 bots rusos. Paralelamente se lanzó el proyecto Hamilton 68 para identificar y hacer un inventario de bots y cuentas falsas, y también para enseñar a los ciudadanos cómo detectar cuentas fraudulentas. Hicieron una lista en su web de los temas que generalmente atraían a la atención de los bots rusos, de modo que el público pudiera entender mejor cómo funcionaban.

Difusión de noticias falsas

La acción de los bots no se limita a interferir en las discusiones en redes sociales. Los vídeos de YouTube también pueden usarse como vectores propagandísticos, lo mismo que las imágenes humorísticas conocidas como memes.

En 2018 Rusia dio un paso más en las elecciones presidenciales de Madagascar. Agentes rusos crearon un periódico local y contrataron a estudiantes del país para que escribieran artículos favorables al presidente saliente. Compraron espacios de publicidad, pagaron a personas para que acudieran a manifestaciones e incluso pagaron también a periodistas locales para cubrir esas movilizaciones.

Por el momento no hay pruebas de que se lleven a cabo este tipo de prácticas en Estados Unidos. Sin embargo, hay evidencia de que los rusos se han convertido en maestros en el arte de crear bots dedicados a difundir información falsa.

De este modo, las interferencias rusas continúan alimentando las tensiones dentro de la sociedad estadounidense, lo que aumenta la inestabilidad y mina la confianza de la gente en los procesos de elección democrática.

Sophie Marineau, investigadora en historia de las relaciones internacionales, Université Catholique de Louvain. Este artículo pertenece a una serie apoyada por Craig Newmark Philanthropies, que promueve el periodismo solvente.The Conversation Publicado originalmente en The Conversation.