Tensión máxima entre México y Ecuador. El gobierno ecuatoriano ha cruzado todas las líneas rojas de la diplomacia después de irrumpir por la fuerza en la embajada mexicana ubicada en Quito. La operación, que ha tenido lugar esta madrugada pasada, ha sido liderada por un numeroso pelotón de la Policía Nacional, que ha escalado armada los muros de la sede diplomática mexicana para detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas. Glas ocupó el cargo durante los mandantes de Rafael Correa, y el gobierno mexicano le estaba concediendo el asilo político que había solicitado a su embajada. El asalto ha sido ampliamente denunciado por México, que ha respondido con indignación, hasta el punto que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado la suspensión de las relaciones diplomáticas con el país sudamericano.

La entrada forzada en la embajada ha sido seguida por periodistas, que han podido constatar cómo agentes policiales fuertemente armados han trepado las paredes y las vallas de la sede diplomática para salir de la residencia un rato después. Al cabo de pocos minutos, el gobierno del Ecuador ha confirmado en un comunicado la detención de Glas. Al mismo tiempo, el presidente mexicano ha denunciado a las redes sociales la "violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México".

La operación policial ha sido criticada también por el jefe de Cancillería y Asuntos Políticos de la embajada, Roberto Canseco, que se encontraba en el interior de la residencia y se ha enfrentado a los agentes ecuatorianos para intentar detener la detención de Glas. En declaraciones en la prensa después de la incursión, Canseco —visiblemente alterado— ha tachado de "barbarie" los hechos. El representante mexicano ha explicado que la policía ha entrado a la embajada y agredido al personal de guardia. "Como delincuentes han asaltado la embajada de México en el Ecuador. No hay ningún fundamento para hacer eso. Está fuera de toda norma, es una locura", ha denunciado. También ha mostrado su preocupación por el estado de Glas bajo custodia ecuatoriana "porque pueden matarlo". "Glas es una persona perseguida, como podemos constatar en el día de hoy", ha criticado.

Glas, autodeclarada víctima de lawfare

Jorge Glas fue vicepresidente de Rafael Correa, mandatario de izquierdas, entre 2013 y 2018, antes de pasar cerca de cinco años en prisión, acusado de soborno y asociación ilícita. Fue liberado a finales de 2022, pero actualmente se encontraba procesado por presunta malversación. El exvicepresidente se considera inocente y víctima política de lawfare, y aprovechó su breve etapa en libertad para encontrar refugio en la embajada mexicana, donde llegó a finales de diciembre del año pasado. En enero, sin embargo, un juez ordenó su captura e ingreso en la prisión provisional, por lo que el gobierno ecuatoriano —gobernado por el anticorreista y derechista Daniel Noboa— solicitó poder entrar en el edificio diplomático. La petición fue rechazada, hasta que el ejecutivo de Noboa lo ha acabado haciendo por la fuerza.

Amplio rechazo a la operación policial

La operación policial del Ecuador para entrar en la embajada ha sido duramente criticada por el presidente mexicano. López Obrador ha anunciado la suspensión de las relaciones diplomáticas con el gobierno de Noboa, después de un asalto que el presidente ha descrito como "autoritario" y "una violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía" de su país. Los hechos se han producido precisamente en un momento que ya era de máxima tensión entre los dos países, el mismo día que el gobierno ecuatoriano había expulsado a la embajadora mexicana en Quito por unas declaraciones de López Obrador en que afirmaba que la victoria de Noboa en las elecciones presidenciales del año pasado fue impulsada por el asesinato del candidato Fernando Villavicencio.

La reacción de López Obrador ha recibido un amplio apoyo social y político en el país. Excancilleres, cargos institucionales y candidatos presidenciales —tanto aliados al presidente mexicano como de la oposición— han aplaudido la ruptura de las relaciones diplomáticas por la "grave violación al derecho diplomático" que ha supuesto esta acción "sin precedentes" y han exigido "respeto" a la soberanía del país. Por su parte, Rafael Correa ha denunciado también la actuación del gobierno ecuatoriano. "Ni en las peores dictaduras se ha violentado la embajada de un país. No vivimos un estado de derecho, sino que un estado de barbarie, con uno improvisado que confunde la patria con una de sus haciendas bananeras," ha dicho el expresidente en referencia a Noboa.