Este jueves, si haces un diario como los que aquí se comentan (o critican, o repasan, o llámalo B), la portada la tenías hecha. Es el bombardeo y destrucción de un hospital materno-infantil por el ejército de Vladímir Putin en la ciudad litoral de Mariupol, al sur de Ucrania. Así lo han entendido seis de los ocho diarios que aparecen en esta columna: abren con este tema y lo acompañan con la fotografía de Eugeni Maloletka, de la agencia estadounidense Associated Press, la mayor del mundo —y no sólo por número de periodistas que emplea. Todos los diarios han escogido la misma imagen de la serie excepto El Mundo, que ha tomado otra y la ha editado con más drama, acercándola al ojo. Especulemos un poco sobre esta diferencia en la selección. El Mundo elige la suya porque se presenta más de cerca a la embarazada a quien un grupo de hombres evacua en una precaria camilla. También porque uno de los que la llevan mira a cámara —es decir, a ti—, cosa que hace la escena más trágica y apelativa. El resto de diarios publican otro fotograma, más abierto, porque permite apreciar la destrucción de los edificios del hospital sin perder el drama de la mujer gestante, de manera que te ofrece información más completa. Piensas: caray, este edificio con todas las ventanas reventadas y hecho una ruina estaba lleno de mujeres, chiquillos y personal sanitario. No queda nada. Con la otra foto, en cambio, piensas: caray, pobre mujer, las bombas lo han pillado a punto de parir. Gracias a Dios, se han salvado ella y la criatura. Es el drama general y/o el drama particular.

El Periódico también la publica, pequeñita, por debajo. Ha preferido aproximarse al drama de la invasión de Ucrania con una imagen de los jóvenes refugiados ucranios que ya llegan a Barcelona. Los niños de la guerra. También toca el corazón ver cómo saludan, quizás más por inercia y educación que con entusiasmo y alivio. Son niños vivos, en contraste con los bombardeados del hospital. Los mismos chavales. El Punt Avui y ABC no tienen la foto en primera página. Cuesta entenderlo. El Punt Avui lleva una de las obras que plagan Barcelona. No pasa nada si esa imagen la publicas mañana o pasado. Las elecciones municipales son dentro de un año. El título principal sí va sobre la invasión de Ucrania. Pero con esa manía de editarlo en una sola línea, a veces en dos palabras, queda una cosa rara ("Más ataque que evacuación") que el diario podía haber dicho ayer o hace cuatro días. ABC —en la inopia desde hace semanas— publica una foto de lejos, peor que la peste, de una familia ucraniana con el fondo del hotel de Madrid donde los han instalado. Te lo creerías igual si te dicen que son vecinos de Chamberí o de Fuencarral. Una pena.

Además de mover a compasión ¿qué demuestran las fotos de Mariupol, de los civiles devastados y de las ciudades arrasadas por las bombas? Pues muestran la desgracia de la guerra provocada por Vladímir Putin, presidente de Rusia, y la mala relación que tiene con la realidad, además de la pésima planificación militar. Muestran que después no haber conseguido derrotar el ejército ucraniano en las primeras semanas de guerra y encontrar fuerte resistencia en ciudades importantes como Mariupol, Kharkiv y Kyiv, los comandantes rusos recurren a las tácticas de Chechenia y Siria: allanar ciudades con bombardeos abrumadores e indiscriminados. Muestran que Putin y los suyos son unos mentirosos desalmados que matan civiles a pesar de las treguas que ellos mismos anuncian para garantizar su huida por los corredores humanitarios. Esta guerra no sólo mata niños. También mata la decencia y la dignidad. Por eso las fotografías del hospital arrasado de Mariupol son importantes. Porque son un grito que ensordece las conciencias y dedo que señala y acusa a los asesinos. Cuantas más se publiquen y de mayor tamaño, mejor.

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