Muchos especulaban que uno de los objetivos de las ejecuciones en Irán era disuadir las protestas. Ahora, parece que se empezarían a ver los resultados. Las protestas desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini después de ser detenida por no llevar el velo pierden fuerza en el Irán después de las ejecuciones de cuatro manifestantes, cuando se cumplen este lunes cuatro meses del comienzo de la revuelta que pide el final de la República Islámica.

Los gritos de "mujer, vida, libertad", eslogan de las protestas, casi ya no se escuchan en las calles del país, constata Efe. En las universidades, uno de los principales focos de las manifestaciones, los estudiantes ya no desafían las autoridades. Ya cuesta encontrar pintadas en la pared contra el gobierno, porque las que se hicieron fueron borradas.

¿Cuándo empezaron las protestas?

Las protestas empezaron después de la muerte el 16 de septiembre de Amini bajo la custodia de la policía de la moral para no llevar bien puesto el velo, protagonizadas por jóvenes y mujeres que piden más libertades. Con el paso de las semanas la revuelta ha ido mutando, primero con grandes manifestaciones, después con movilizaciones en las universidades, más tarde en los colegios y finalmente con pequeñas y dispersiones reuniones para evitar las fuerzas de seguridad. La respuesta de las autoridades ha sido la represión.

"Con represión masiva, elecciones no libres, la corrupción y mala gestión aparentes, la autocracia iraní gobierna con lo que le queda: la fuerza bruta", ha dicho a la investigadora de Human Rights Watch (HRW) para Irán, Tara Sepehri, en el informe anual sobre los derechos humanos de la organización, constata la misma agencia de noticias. Pero el uso de la fuerza "excesiva y letal" que ha causado cerca de 500 muertos y casi 20.000 detenidos no fue suficiente para detener las manifestaciones. Tampoco la censura de las redes sociales, erigidas en altavoces de los manifestantes, ni los cortes de internet consiguieron suprimir las movilizaciones.

¿Por qué Irán ya no sale a la calle?

Las ejecuciones y las sentencias sí que parece que han tenido éxito a la hora de calmar las calles. La primera ejecución se llevó a cabo el 8 de diciembre, cuando fue colgado Mohsen Shekari, de 23 años, para herir militante islámico con un cuchillo, bloquear una calle y crear terror en Teherán. Solo cuatro días después fue ejecutado en público un segundo manifestante, Majid Reza Rahnavard, condenado por el asesinato de dos agentes de seguridad. Las autoridades distribuyeron imágenes de Rahnavard colgando de una grúa.

Y justo después de estas dos ejecuciones, las protestas empezaron a caer. ​En las redes sociales, los términos "protesta", "calle" y "manifestaciones" fueron sustituidos por "ejecución", prisión" o sentencia", según las diferentes ONG con sede fuera de Irán. En estas circunstancias, las autoridades judiciales procedieron a ejecutar el 7 de enero dos manifestantes más, Mohammad Mehdi Karami y Mohammad Hosseini, por el supuesto asesinato de un basiji.

13 personas más han sido condenadas a muerte por su participación en las protestas, al menos otra docena hace frente a cargos que podrían comportar la horca y centenares de manifestantes han sido condenados a penas de prisión, entre ellos futbolistas, músicos y periodistas.

Se duplican las ejecuciones en Irán

Un nuevo informe sobre la situación de los derechos humanos en Irán indica que, en comparación con el año anterior, el número de ejecuciones habría aumentado casi el doble este 2022. La agencia de noticias de activistas de derechos humanos (HRANA), con sede en los EE.UU., ha publicado esta semana un informe de 65 páginas sobre las violaciones de derechos humanos en el Irán basándose en la recopilación, análisis y documentación de más de 13.000 informes de 267 fuentes de noticias entre de 1 de enero al 20 de diciembre del 2022.

 

 

Imagen principal: el Irán también afectado por el temporal de frío / Efe