Fidel Castro no sólo pasará a la historia por ser el padre de la Revolución Cubana, sino también por sus míticas frases. Era un hombre elocuente y expresivo y nunca se cortaba a la hora de hablar y pronunciar sus discursos. Con alguno de ellos llegó a batir el récord de pasarse nueve horas seguidas hablando, como en 1959, y algunos biógrafos aseguran que ha hecho más de 2.500, con una media de cinco horas hablando y de pie.

"Que no se preocupen los vecinitos del norte, no pretendo ejercer mi cargo hasta los 100 años", fue una de ellas. La dijo ahora hace 10 años con motivo del Día de la Rebeldía Nacional, pero esta fue ya de las últimas que se recuerdan de él.

"La historia me absolverá"

"La historia me absolverá". Estas eran las palabras con que el expresidente cubano, muerto este sábado de madrugada, acabó su autodefensa –que decidió asumir él mismo– en el juicio en su contra por los asaltos a dos cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo. Entonces fue condenado a 15 años de prisión por haber participado, pero el dictador cubano Fulgencio Batista lo puso en libertad, a él y el resto de rebeldes.

Castro acabó publicando su defensa en el año 2007, titulada La historia me absolverá, ya que no había quedado ningún registro del juicio. "En cuanto a mí, sé que la prisión será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá". Así acababa su autodefensa.

"Si salgo, llego..."

"Si salgo, lego; si llego, entro; si entro, triunfo". Fueron las palabras más repetidas por Fidel Castro, según decían los que coincidieron con él en el exilio en México, antes de zarpar con el yate Ganma con unas 80 personas más para dar el pistoletazo de salida a la batalla guerrillera en Cuba para derrotar al dictador Fulgencio Batista.

Y es que el padre de la Revolución Cubana siempre ha sido un defensor del optimismo porque creía que si se era pesismista, no se podía ser revolucionario.

"¿Voy bien, Camilo?"

Es una de las otras frases que los cubanos no olvidarán. Se lo preguntó a quien era jefe mayor del Estado Mayor del ejército rebelde –y muy amigo de Fidel Castro–, Camilo Cienfuegos, después de la entrada triunfal de los guerrilleros en la Habana el 8 de enero de 1959 y del triunfo de la Revolución Cubana.

Cienfuegos, desaparecido en octubre de aquel mismo año en un accidente aéreo, le respondió: "Vas bien, Fidel", y fue aclamado por todos aquellos que estaban escuchando el discurso. La frase inmortalizó un momento histórico.

Camilo Cienfuegos y Fidel Castro / Wikipedia

"Tengo un chaleco moral"

"Todo el mundo dice que Usted tiene un chaleco a prueba de balas". Esta fue la pregunta que le hizo un periodista, que añadió que corría el rumor que siempre estaba protegido por su traje.

La respuesta de Castro fue clara y contundente: "No, desembarcaré en Nueva York, tengo un chaleco moral que es muy fuerte y me ha protegido siempre", le lanzó al periodista.

"Ni un átomo de arrepentimiento"

Esta frase sale al libro Cien horas cono Fiel, del periodista Ignacio Ramonet. Castro le aseguró: "He cometido errores, pero ninguno estratégico, simplemente táctico" y añadió: "No tengo ni un átomo de arrepentimiento de lo que hemos hecho a nuestro país".