El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se quedó este martes un poco más solo después de que su fiscal general, William Barr, anunciara que el Departamento de Justicia no ha encontrado ninguna prueba de un fraude que pueda alterar el resultado de las elecciones ganadas por el demócrata Joe Biden. Barr había dado apoyo a las teorías conspiratives de Trump antes del voto por correo y una vez clara la victoria de Biden ordenó en un movimiento sin precedentes a todos sus fiscales que investigaran las abundantes pero infundadas denuncias de fraude electoral.

Semanas después, Barr abandonó este martes el barco de Trump al afirmar en una entrevista con la agencia AP que sus fiscales no han podido probar el supuesto fraude que el presidente mantiene que hubo contra él, convirtiéndose en la deserción de más alto perfil hasta la fecha. "Hasta ahora, no hemos visto un fraude de tal magnitud que pudiera haber afectado a un resultado diferente en las elecciones", señaló el fiscal general, citado por medios norteamericanos. Eso después de que el pasado 9 de noviembre, seis días después de las elecciones, Barr instruye a todos los fiscales del Departamento de Justicia a investigar supuestas irregularidades antes de que los resultados fueran definitivos.

Con este movimiento, el fiscal general rompió con una norma de no interferencia federal en investigaciones de fraude electoral, que son competencia de los estados ya que son ellos los que se encargan de la organización de los comicios. Barr alertó en este momento del peligro de "que una mala conducta electoral no pueda rectificar de manera realista", por lo que puso a todos los fiscales federales de país al servicio de la estrategia de Trump. Tres semanas después, sin embargo, la mayoría de estados ya han publicado sus resultados oficiales confirmando la victoria del demócrata Biden en lugares como Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Arizona o Nevada, en los cuales Trump había denunciado el supuesto fraude.

Trump va a la suya

Las palabras de Barr no fueron bien recibidas por la campaña de Trump, que lo desautorizó con vehemencia. "Con el debido respeto al fiscal general, no ha habido nada parecido a una investigación del Departamento de Justicia", han apuntado en un comunicado a Rudy Giuliani i Jenna Ellis, abogados de Trump. Sin esgrimir una sola prueba, el equipo legal del mandatario saliente dijo que "había reunido una amplia evidencia de votación ilegal a al menos seis estados, que no han sido examinados" y que tiene "muchos testigos que juran haber visto delitos cometidos en relación con el fraude electoral".

Y no se quedan aquí: "Hasta donde sabemos, ni uno solo ha sido entrevistado por el Departamento de Justicia que tampoco ha auditado ninguna máquina de votación o usado sus poderes de citación para determinar la verdad". Añaden: "Una vez más, con el mayor de los respetos al fiscal general, su opinión parece ser sin conocimiento ni investigación de las irregularidades sustanciales y evidencia de fraude sistemático". Aunque Barr ha sido un fiel fiscal general a Trump, medios en los Estados Unidos apuntan que la relación entre los dos se ha deteriorado en los últimos meses por la frustración del presidente para no conseguir que el Departamento de Justicia apoyara sus denuncias.

Según The Washington Post, Barr y Trump a duras penas han hablado en los meses recientes. Aunque la estrategia de Trump no ha dado frutos en clave electoral, sí ha permitido en su campaña recaudar más de 150 millones de dólares desde el día de las elecciones, según este diario. El dinero recaudado se puede destinar a una cuenta para que el presidente la utilice en actividades políticas después de que abandone el poder, el próximo 20 de enero, o destinar para lo que queda de su batalla legal. Es un secreto a voces que el presidente estudia presentarse de nuevo a las elecciones de 2024 y según ha revelado este martes la cadena NBC es una cosa que planearía anunciar el 20 de enero, coincidiendo con la toma de posesión de Biden.